La jugadora del Athletic Club Eunate Arraiza ha sido la elegida este mes protagonizar #EqualGame, una campaña de la UEFA que descubre a personas que son un ejemplo de cómo el fútbol fomenta la inclusión, la accesibilidad y la diversidad. Son historias que ejemplifican que sus minusvalías, religión, condición sexual, etnia o entorno social no suponen ningún obstáculo para jugar al fútbol y disfrutarlo.
La web del organismo que rige el fútbol europeo le ha dedicado un reportaje que reproducimos a continuación.
A Eunate Arraiza le detectaron una profunda discapacidad auditiva cuando era niña. Pese a ello, nunca ha tirado la toalla y ha llevado una vida plenamente satisfactoria hasta la fecha.
Eunate, criada en el seno de una familia rural que regenta un negocio agrícola en Biurrun, se enamoró perdidamente del fútbol. Es la única jugadora profesional con sordera de la Liga Ibedrola.
Eunate, de 27 años, ha trabajado de manera incansable para forjarse una asombrosa carrera como futbolista. Actualmente se desempeña en el lateral izquierdo o como volante zurda en el Athletic y es internacional absoluta.
“Cuando tenía unos dos años, mis padres se dieron cuenta de que algo no iba bien, porque me llamaban y yo no me giraba. Al final, los médicos confirmaron que padecía una discapacidad auditiva”, recuerda Eunate sobre cómo descubrieron su dolencia.
“Padezco hipoacusia bilateral profunda en el oído izquierdo, porque era el que menos resto auditivo tenía”, explica la jugadora. Eunate contó con la ayuda de un audífono para el oído izquierdo hasta los ocho años, pero posteriormente lo sustituyó por un implante coclear, un dispositivo que se coloca en el oído. “Yo ya he llevado dos”, prosigue. “El anterior era como una petaca que llevaba un cable y un imán. El de ahora no tiene petaca. Es como un imán y un pinganillo que te pones por encima de la oreja”.
Eunate fue a colegios normales desde pequeña. Algunos profesores y expertos recomendaron a sus padres llevarla a centros educativos para niños sordos. No obstante, ellos insistían en que sería beneficioso para ella estar en un ambiente similar al que se encontraría cuando fuera adulta.
Gracias a sus ejercicios de logopedia, Eunate aprendió a hablar, a leer y a escribir. “Me fue muy bien en el colegio. Tuve que esforzarme mucho. Tenía que hacer el triple de esfuerzo que los demás”, señala. Se sentaba en primera fila, justo delante de los profesores, y con dispositivos que le ayudaban a oír, entender y estudiar.
Entre tanto, el fútbol era una constante en su vida: “Creo que mi padre fue el que más me inculcó el fútbol, porque, como había sido jugador, es algo que a ti también te tira. De pequeña, siempre sacaba el balón y me lo llevaba a todas partes: dentro de casa, fuera de casa, en el frontón, con los amigos”.
En una fiesta celebrada en su pueblo, el coordinador de fútbol base del Lagunak descubrió la pasión que sentía por el fútbol aquella niña de ocho años y la invitó a apuntarse al equipo. Eunate debutó en primera división a los 14 años, y su talento llamó la atención del Athletic, que preguntó por ella cuando tenía 20 años. Los nervios iniciales ante el que, según ella misma reconoce, era un paso muy importante que le llevaría lejos de las comodidades del hogar, se disiparon rápidamente. Eunate no tardó en convertirse en un miembro respetado de un equipo ganador que alcanzó la gloria en 2016.
Ese año, el Athletic conquistó la Liga y se clasificó para la Liga de Campeones . “Fue bonito y único”, reconoce. “Me acuerdo del último partido. Cuando sonó el pitido final, lo primero que hice fue llorar de emoción”. “Recuerdo a toda la gente [en la celebración] con bufandas, banderas, gorros... Nos pedían fotos y autógrafos. Paseamos con el trofeo en un autobús descapotable. Fue increíble… Se me puso la carne de gallina”.
Participar en la Liga de Campeones fue otro sueño hecho realidad. “Tuvimos la mala suerte de caer eliminadas en la primera ronda. Pero fue una experiencia y me gustaría volver a jugar esa competición”.
A su título nacional le siguió, en 2017, el premio de su primera convocatoria con la selección española absoluta. “La verdad es que no me esperaba mi primera convocatoria para la selección. Estaba jugando con mi equipo en Madrid y, al acabar el partido, el seleccionador estaba hablando con mi entrenador. Y estuvieron hablando un poco de mí”, recuerda Eunate, que vuelve a sacar a relucir su modestia. “Hablaron de mí y de la selección, y que si estaba preparada. Yo estaba encantadísima. Fue como un premio”.
Se estrenó en un triunfo por 0-6 sobre Israel en Ramat Gan, en un partido correspondiente al clasificatorio para la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Eunate salió desde el banquillo. “Ponerte la camiseta de la selección y escuchar el himno te hace sentir orgullosa. Estás representando a tu país al máximo nivel, significa llegar muy lejos”. En estos momentos, Eunate desea pisar escenarios aún mayores: “Mi sueño a largo plazo es que me llamen para jugar el Mundial”, asegura.
En el terreno de juego, Eunate suele llevar su dispositivo a menos que, por ejemplo, llueva mucho o haya tormenta. “Cuando mis compañeras o el entrenador me hablan a la cara, los entiendo perfectamente”, apunta. “Pero, cuando me hablan de espaldas, oyes que te están hablando, pero no captas lo que te quieren decir”.
Eunate describe su dispositivo de audición “como otro órgano de mi cuerpo. Solo me lo quito para dormir y para ducharme”, comenta. “Por lo demás, lo llevo las 24 horas del día. Siempre que voy a entrenar me pongo el implante. Me coloco el implante encima de la oreja y luego me pongo la coleta”.
“Luego me pongo la camiseta, la pantaloneta, las medias, las botas y las espinilleras. Todo normal, lo único es que también me pongo el implante. Al final tienes que estar un poco pendiente de otras cosas, por ejemplo, a la hora de saltar para darle de cabeza. Tengo que procurar que no se rompa y no hacerme daño. Soy como una jugadora más, pero tengo que asegurarme de ponerme bien el implante”.
“En cuanto a la árbitra, el silbato, el balón, las líneas, la afición y todo eso lo escucho perfectamente. En el estadio, cuando juegas, se oye a la afición, el ruido. Pero, al final, más que oír a la afición, oyes a las jugadoras, porque estás concentrada en el partido”.
Por suerte, Eunate nunca ha sido objeto de comentarios despectivos a lo largo de su carrera: “Nunca nadie me ha dicho nada en cuanto a mi problema. De hecho, la gente me ha dicho que tengo un mérito impresionante, porque, al final, he llegado a la selección y estoy jugando en el Athletic”, destaca. “Mucha gente me dice que soy un ejemplo de superación. Se agradece ser un ejemplo para la gente”.
“Puede ser que yo sea un ejemplo de superación para mucha gente, pero yo siempre he dicho que soy una persona normal”, sostiene Eunate en otra muestra más de su humildad. “Me siento muy orgullosa de ser un ejemplo para alguien que ha superado sus problemas y de ser alguien grande para ellos, pero tampoco me vengo arriba. Lo único que tengo es un problema auditivo. Por lo demás, llevo una vida normal: estudio, juego al fútbol, trabajo”.
¿Qué les aconsejaría a quienes padecen problemas similares? “Que no se sientan solos. Que nunca dejen de trabajar y que, si les gusta algún deporte, que se dediquen a ello”. “Si te gusta algo, apuéstalo todo a eso. Y con trabajo, sacrificio y esfuerzo, tarde o temprano van a llegar los premios que te propones”.