'Machinada' del Athletic en Nervión
Copa. Ida. Bilbao. El Sevilla, representado por su 'poder real', vino a San Mames a 'sofocar' la rebelión de los 'campesinos rojiblancos'. Y a fe que lo consiguió. Gracias, fundamentalmente, a la ternura de la lucha de los lugareños. El Athletic Club, virtualmente fuera de combate en el torneo del K.O. Tres días después, herido en su orgullo, Gaizka Garitano se tomó el partido liguero como si fuera el de vuelta. Conformó un once plagado de 'jauntxos' a fin de vengar la afrenta.
Un 2-0 incontestable hizo recular de manera elegante hasta al mismo Pablo Machin, que reconoció sin disimulos la superioridad de los leones. El Athletic, adelante. Fortalecido. Ya lo había dicho previamente el mister de Soria: "Es muy difícil que el Athletic pierda dos partidos seguidos en la Catedral". Acertó.
En la tercera entrega de esta trilogía, no se trataba tanto de cuál de los dos equipos saldría despedido a la esfera giratoria del bombo como de deshacer la igualada [1-1] en una 'eliminatoria a tres'.
Matxin puso en escena a un Sevilla 'aristocrático'. O no se fiaba un pelo de Garitano... o buscaba con ansia una victoria contundente que le reafirmara en el cargo que desde las alturas vigila Joaquín Caparrós. Garitano, por su parte, le pidió a Oscar de Marcos que se incrustara en las filas de un ejército reclutado de las 'clases populares' que conforman la plantilla que maneja. Los 'arrojó' al Pizjuan y les dijo: "Compitan; no les pido más que valentía, dignidad y arrojo". Y los leones que vivían en la 'reserva de Lezama' no le defraudaron. Ni al que escribe. Muy al contrario..
El Athletic, el más 'campesino' de los posibles { la virtud, para labores de orfebrería en la 'Ceramica'}, se le subió a la 'burguesía andaluza' hasta lo frondoso de sus barbas. Ya de salida. De un salto. Y en ellas vivió instalado a lo largo y ancho del partido. Mientras, Matxin, 'Don Pablo', como si no diera crédito, arengaba a su tropa. Y a fe que iban a degüello los hispalenses. Como si se tratara de enjugar una supuesta, y severa, derrota recibida en San Mames.
Del Sevilla, su entrenador lo esperaba todo. Quizás menos de su oponente. O tal vez no. Acaso todo lo temía de un equipo con el sello de Garitano. Aunque estuviera plagado de 'no titulares', 'adictos a la grada' y algún que otro 'meritorio'. Y no se equivocaba. Acertó. Se topó con su 'cara'. Seguramente porque la 'cruz' había quedado clavada en una esquina de San Mames, como un talismán que desde la distancia estuviera obrando el milagro de sostener en el firmamento el espíritu del Athletic.
Al paso. Con poso. Con peso. El Sevilla se esforzaba en alzar la fiera y voltearla. Pero fracasaba en todas sus 'alzadas'. Podría haber sido porque, durante la pugna, en las paredes de la Catedral la luminotecnia escribía de manera apoteósica "MARKEL SUSAETA... 500... ESKERRIK ASKO". Y es que él eibartarra, que llegó a Lezama gateando, se colocaba quinto en el ranking de los leones más jugados. Caparrós lo hizo debutar. Joaquín lo felicitaba personalmente en la previa del choque. Susaeta: ¡500!... Y luego dicen que en el Athletic se juega de prestado...
"Competir". Y se competía. Hacer un buen partido. Y se estaba haciendo. No perder. Y la portería de Unai Simón, a cero. Intentar ganar el partido. Y el Athletic se esmeraba. Y a punto de estuvo de golear. Tan cierto como que el Sevilla también pudo adelantarse. Pero como el combate no se podía saldar a los puntos, ni tampoco ser declarado nulo...
Ibai. Guruzeta. Susaeta. El 'bacalao', como a punto de ser servido. 'Guru' pudo poner el tercer 'clavo' en él 'féretro' de Matxin. Y sin embargo, las muestras de temor del técnico soriano parecían tener más relación con los espacios abiertos de su área técnica que con la claustrofobia de un ataúd a su medida.
Se gustaba el Athletic. Y el Sevilla, rabiando. Como si en la letra pequeña del contrato de su entrenador se hubiera redactado en su día: "Si la Copa te lo pone por medio, golearás al Athletic así en San Mames como en el Sánchez Pizjuán". Era evidente que Matxin no se conformaba con el 1-3 de la ida. Y a medida que el tiempo pasaba y los suyos no marcaban, como del todo frustrado. Pidiendo penalti. Reclamando el VAR para saciar sus ansias de venganza luego del repaso recibido en el partido liguero.
Fue entonces cuando, recién saltado al verde, Munain le cedió el protagonismo del partido al que, números bíblicos, 500 partidos cumplía sudando la camiseta del Athletic. Bello gesto el del Sevilla regalándole una elástica que inmortalizaba las efemérides. ¿La mano de Caparrós detrás de detalle tan hermoso? ¿Aquella misma que lo empujó al Camp Nou para que debutara como león de pleno derecho?... ¡Seguro!... Inolvida
Susaeta está vivo. Muni lo sabe. "Susa, en tu día, yo te quiero regalar este balón"...
Fue entonces cuando Markel, retrocediendo el tiempo violento en su mente, voló hasta La Florida, finales de los 'setenta'. Y en el flanco derecho, el mismo que él ocupaba, vio la menuda y liviana figura de Gonzalo Gaztañaga 'Lalo'. Un ex del Barakaldo que jugaba para el Portu sus últimos días de gloria. Supo, entonces, de la peculiar manera de golear el cuero desde el banderín de córner o pegadito a la línea de banda, espacio que Markel ocupaba.
Como regalo al pie se lo había dado 'Muni'. De seguido, sin control previo, siguiendo el proceder de 'Lalo', Susaeta, sabiendo que lo que ejecutaba era un centro al corazón del área, la rompió como si quisiera reventarla. La pelota. Utilizó para ello una superficie de contacto a medio camino entre el empeine interior y el total. Como Gonzalo Gaztañaga. Como 'Lalo'.
A resultas del severo golpeó, el balón viajó vertiginoso hasta alcanzar la posición de Gorka Guruzeta, que oficiaba de 'nueve'. Como si intuyera que lo que habría de llegarle sería un obús, 'Guru' se hallaba suspendido en el aire como dispuesto a disparar...pero con la testa. La ejecución fue magistral.
Al más puro "estilo Uriarte", como destaca en su crónica mi compañero Asís Martín. Nunca una comparación resultó más 'amada' para aquel ser que se sigue alimentando del 'mito' de Fidel. Aquel revolucionario de Sestao que sostenía que al fútbol "se piensa con los pies... pero se juega con la cabeza". Porque si el fútbol es gol, y goles son amores, Fidel Uriarte era fútbol, era gol, era amor. Al Athletic.
Como el de Guruzeta, que la clavó por la escuadra: ¡machin!. Previo servicio violento de Markel Susaeta: Iribar, Txetxu Rojo, Etxebe, Iraola... ¡500 partidos del eibartarra!... Armero. Primo hermano del ferrón. Siglo XVIII. Revueltas amparadas por San Martin. 'Campesinos' llegados del Botxo frente a la 'burguesía andaluza'. El Athletic le dio sopas con onda al Sevilla. ¡Machinada al lado de 'Nervion'!