Se acabó lo que se daba en la Liga Iberdrola con un Atlético de Madrid que revalida el título de liga y una Real Sociedad que se alzó con la Copa de la Reina, mientras el Athletic Club Femenino perdió fuelle al final de la competición doméstica y acabó en un quinto puesto al que las relegó el Granadilla.
El mal arranque liguero lastró demasiado las aspiraciones altas de las del ya extécnico Joseba Aguirre, que fueron capaces de recomponerse y tirar para arriba en cuanto las cosas empezaron a ir medianamente bien. El calendario no ayudó en absoluto con los duelos fuera de casa en los que se cosecharon 2 empates en Huelva y Vallecas, un campo en el que las leonas no suelen ganar y otro que tiene unas condiciones lamentables para albergar un partido de la máxima competición.
Además, en Lezama, donde se podrían haber apoyado para sumar de 3 en 3, se recibió en las 4 primeras jornadas a Barcelona y Atlético. La moral con 2 puntos de 12 posibles en las 4 primeras fechas quedó dañada, y si bien en la quinta se logró doblegar a la Real en Lezama, en la sexta se volvió a empatar fuera de casa, esta vez en terreno bético.
Pero todo el arranque dubitativo no acabó ahí, y es que en la séptima jornada el Valencia lograba llevarse un punto de Lezama con un gol en el 92' tras haber sido capaces las leonas de remontar el tanto inicial valencianista nada más arrancar el encuentro. Jornada 7, 21 puntos disputados y 7 logrados. No parecía que fuese a ser la liga de las rojiblancas.
Sin embargo, las leonas demuestran una vez más de qué pasta están echas, y a pesar de las bajas que se fueron sucediendo (Yulema, Maite, Ainhoa que disputaba cada partido con un vendaje en el muslo, Lucía, Erika, Damaris...), lograron darle la vuelta la situación y llegaron hasta la jornada 24 con la aspiración de lograr el tercer puesto, justo por detrás de los dos colosos Atlético y Barcelona, que han estado intratables durante todo el año.
Un par de resultados adversos en Tenerife y en Lezama frente al Espanyol cercenaron por completo esa posibilidad, de modo que las últimas jornadas se peleó por acabar en un honroso cuarto puesto, que al final se adjudicó el Granadilla. Y es que el Athletic no supo abrir la lata frente a un Málaga que se defendió como gato panza arriba en Lezama, y tampoco de jugar con la ansiedad de un Madrid que se jugaba el descenso y que al final acabó esquivando.
Las actuaciones lejos de Lezama han lastrado sobremanera las aspiraciones de un Athletic que ve cómo el resto de rivales se refuerza con cada vez más jugadoras extranjeras porque no existe ningún tipo de regulación y las goleadas en Lezama han pasado a mejor vida.
El carácter de las leonas no es suficiente, en muchos casos, para superar a las rivales que dejan dominar el balón a unas leonas que descuidan a las delanteras rivales que suelen ser más rápidas que las defensas rojiblancas, y por ahí se han escapado varios puntos, además de no acertar en momentos puntuales en la meta contraria.
La llegada de Ángel Villacampa dotará de aire fresco a una plantilla acostumbrada a Joseba Aguirre, todas van a partir de cero, las jóvenes ya han tenido la experiencia que necesitaban y ahora deberán dar un paso al frente porque las Ainhoa, Vanesa y Erika no son eternas.
Se recupera a Maite para dar otra alternativa al centro del campo, se consolida Lucía García como futbolista de renombre, la incansable Nekane seguirá dando guerra, goles y asistencias, y las buenas actuaciones de esa segunda unidad que han sostenido las bajas de las teóricamente principales jugadoras deben ser un punto en el que crecer, tanto ellas a nivel de autoconfianza como el grupo a nivel competitivo.
Aspirar a ganar la liga es lícito pero también es poco realista, nunca se sabe, así que poder acabar terceras como mínimo y tratar de pelar por la copa serán los alicientes de unas leonas que cada vez llevan a más gente a Lezama, y quién sabe si a San Mamés con más asiduidad.
Por Iñaki Martín Abraldes, entrenador en el Indartsu Club, colaborador en ElDesmarque Bizkaia