Al parón con una buena resaca

En caliente dan ganas de repartir cera, mucha, pero bueno, tampoco sorprende ya el poderío del Athletic lejos de casa, o la sensación de que en general -pese al calentón aquel del liderato- este equipo, fuera, siempre va muy justito. "La propuesta ha sido la de siempre", dijo Garitano al acabar. Exacto, exacto. La pobre de siempre fuera de Bilbao. Tampoco te engañan.

Se le requería una victoria antes del nuevo parón. Y encima fuera de casa. Con todo eso soñaba el Athletic Club en su visita de este domingo a Balaídos frente al Celta de Vigo en la octava jornada de LaLiga Santander. Pues no. Se ha encadenado la segunda derrota consecutiva (1 punto de 9) sin marcar, sin hacer nada en realidad ni mejor ni peor que en otras salidas en las que sí se había puntuado. Sólo que las cosas ahora vienen torcidas. Antes se empataba todo, ahora se ha perdido en un córner (1-0).

La cara de Muniain en el banquillo lo decía todo. Al equipo le falta punch fuera, jugadores como Iker o Williams han pasado como sombras, y el centro del campo sigue sin ser relevante en la máxima categoría. Hoy tuvo Vesga su oportunidad, correcta, pero da lo mismo. No estuvo ni mejor ni peor que Beñat o Unai López. El problema es más estructural, y esa palabra no tiene que ver con la ‘pasta’ de la Asamblea.

Asamblea por cierto a la que se hubiera llegado con más calma de no sumar tres jornadas sin vencer. Pero es lo que hay. Ni antes eran tan buenos ni ahora tan malos. Eso sí, las dudas y las RRSS van a dar hule a tope. Es lo que tiene viajar a verlas venir. Pues ahora vienen j... didas, compañeros. Jugando así, ganar fuera sería un milagro.

Es la primera vez que Gaizka Garitano pierde dos partidos (ambos sin marcar) desde que se hizo cargo del Athletic en lugar del Toto Berizzo

Vesga, la gran sorpresa de Garitano

Los de Garitano esperaban pescar en aguas revueltas. De saque el derioztarra tiraba de un once en el que hubo tres novedades. Desde sustituir a Yuri por Balenziaga en el lateral zurdo a que De Marcos jugara arriba, como en otras salidas. Pero, sobre todo, sorprendió la entrada de Mikel Vesga en el puesto de acompañante de Dani García. Era su debut y asustaba un poco meter de inicio a tres futbolistas con poco ritmo.

Lo cierto es que en apenas 40 segundos Aspas estuvo a punto de romper su sequía con un cabezazo que atragantó varias comidas. Un resoplido que asfaltaba un disposición cauta del Athletic, casi sin estirarse, a la espera de que los gallegos aflojaran. Óscar De Marcos era el que más se apartaba de esa dinámica con sus habituales carreras.

Otra cosa es que el toque final fuese más o menos sutil... Pero ya se sabe, si el de Laguardia encima hiciera goles valdría una fortuna. Ante el meta Rubén Blanco optó por pasar y la gran ocasión se esfumó. Pues fue casi la única así considerable de todo el primer periodo por parte vizcaína. Un bagaje muy rácano. El Celta, sin lucir tampoco, al menos tuvo tres relativamente claras entre Aspas y Mina.

El partido fue perdiendo ritmo

Pero al menos el conjunto vasco ya era otro. Pasó a controlar el choque con un Muniain más metido, Raúl García participativo y, hay que destacarlo, un Vesga con ganas de agradar. El de Gasteiz si no podía distribuir al menos se dedicó a encimar y a cortar algún balón. No es que diera para hacer ocasiones, pero al menos se pasó a un equilibrio exento de sobresaltos. El balón iba y venía, casi sin faltas, pero la verdad es que los porteros estaban de 'miranda'.

Se echaba de menos más ambición en los leones. El Celta es un equipo que está abajo con un Escribá que está muy cuestionado por la afición. Pero si sólo dependes de una de las dos bandas en ataque y nadie inventa algo es complicadísimo hacer daño. Al borde del descanso hubo un tiro de Vesga (con la mala) pero llevaba la velocidad del caracol común. Bastante más 'uyyy' provocó una rosquita de Santi Mina que, afortunadamente, se le fue abriendo hacia fuera.

A la vez que su tiro se iba se cerró un primer tiempo sin goles, aunque con mejor imagen y criterio de juego que en salidas previas en esta Liga. Sin graves errores, aunque sí con algún aviso por parte del rival. Un aporte suficiente para empatar pero poco más, ya que Williams e Iker habían acabado pasando totalmente desapercibidos.

Y en el segundo tiempo se fue a peor...

Pese al bombardeo de córners, con Iñigo Martínez y Yeray en busca de su primer gol del curso, lo cierto es que el Celta salió mejor en la segunda parte. El central de Barakaldo se dio un leñazo con el poste que hizo temblar Balaídos, pero no pudo rematar. Gaizka Garitano revisaba su banquillo en busca de verticalidad, porque la pelota empezaba a rondar demasiado el área de Unai Simón.

El esperado Oihan Sancet, con su '34' a cuestas, fue el primer llamado a revertir el tedio. Con cinco goles en sus seis partidos con Joseba Etxeberria, se confía en que este chaval de 19 años pueda aportar algo en ataque. Saltaba por De Marcos, pasando 'Rulo' a la banda derecha. Nada más salir el navarro por lo menos supo hacer un regate y disparar entre los tres palos. Eso ya era 'algo' más.

Escribá rápidamente insertaba a Brais, decisivo, para que no se le torciera la cosa, estando Yeray providencial en un cruce. Y en esas que se anuló el gol de Aspas por fuera de juego, que si lo fue era por milímetros. Tanto que el árbitro catalán Medié Jiménez consultó con el VAR,  dándolo por válido ya que Williams se había quedado enganchado. El Athletic se ponía por debajo en el 73' en un duelo en el que casi no había podido chutar a puerta. Un marronazo.

En medio del festival de tarjetas del trencilla catalán a los leones, a estos les temblaron las piernas. El efecto del gol fue tan resonante que Garitano echó de la misma al césped a Larrazabal y Aduriz. Y es que el balón no salía del área vasca. Olía a derrota. Tan solo un centro-chut de Balenziaga en el descuento dio esperanzas de salvar un punto. A partir de ahí parones, un codazo en la cara a Raúl García que no fue pitado y la segunda derrota del curso.