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Elizegi, año I: omnipresente tras el tractor de Garitano

Aitor Elizegi y Gaizka Garitano tras la renovación del técnico (Foto: EFE).
Ramón Orosa - EFE

Aitor Elizegi cumple este viernes un año como presidente del Athletic Club caracterizado por una omnipresencia y exposición mediática poco habitual en sus antecesores en el sillón del Palacio de Ibaigane y resguardado en lo deportivo en el tractor de puntos que es el equipo de Gaizka Garitano.

De siempre se ha entendido en el Athletic que el presidente debía dedicarse fundamentalmente a cuadrar los números y acertar con los entrenadores. Dejando la parte social, de especial relevancia en un club de la singularidad del bilbaíno, en manos de gente de su confianza salvo situaciones puntuales de gran impacto.

Pero Elizegi ya dijo que el no iba a ser así y que se iba a dedicar en cuerpo y alma a los socios. Que el mayor de sus sueños es ver en La Catedral con el ambiente que se genera en los campos de mayor animación de fútbol internacional.

Y está cumpliendo. No hay acto en el que pueda estar, aunque sea solo unos instantes, al que no acuda. Ni peña, de las que el Athletic tiene varios cientos, de la que no se preocupe.

Se lo permite, además, la época de bonanza en lo deportivo. Curiosamente, su gran problema cuando ganó de manera más que inesperada las elecciones a Alberto Uribe-Echevarria, contador de Josu Urrutia, un presidente que dejaba detrás una presencia habitual del primer equipo en Europa y 300 millones de euros en la caja.

Hristo Stoichkov ha entregado una copia en miniatura del balón de oro a Aitor Elizegi (Foto: Athletic Club).

Pero, justo coincidiendo con el periodo electoral, el Athletic estaba tratando de salir de una delicada situación clasificatoria. Todavía en unos puestos de descenso en los que llegó a verse descolgado y dieron carpetazo mucho más pronto de lo esperado al proyecto liderado en el banquillo por el argentino Eduardo Berizzo.

Urrutia prescindió del de Cruz Alta y puso el equipo en manos de Gaizka Garitano, un técnico con cierta experiencia y ADN del Athletic a quien había fichado para el filial por si se daban situaciones así.

Con Garitano el equipo fue reflotándose y Elizegi tenía que claro que el de Derio, y su ayudante Patxi Ferreira, al que citaba tanto como al primer entrenador, era su apuesta.

Como también lo fueron Rafa Alkorta y Andoni Ayarza para dirigir la cantera de Lezama. Un tándem que iba a entrar en la carrera electoral, pero con otra plancha -liderada por José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor-, que al final no se concretó.

Como siempre en el mundo del fútbol, 'si la bola entra, todo va bien'. Y la bola, el balón, entraba en las porterías de los rivales como para que el Athletic fuese poniendo tierra de por medio con el descenso y hasta para pelear por Europa.

Un éxito impensable a finales de 2018 que no se concretó en mayo de 2019 porque a Iñigo Martínez le repelió el larguero en el descuento un remate en el añadido del último partido que valía una clasificación continental.

Ese buena marcha deportiva le dio aire, tiempo y tranquilidad a un presidente casi por accidente que tiene en Lezama, más que en Ibaigane, su refugio para cuando no tiene un acto al que acudir.

Y que impidió que a Elizegi se le enquistasen situaciones que le fueron desagradables como errores que afearon a su Junta en una Asamblea General que acabó sacando casi por la mínima tras siete años de 'goleadas' de Urrutia.

También la despedida de Markel Susaeta con un indisimulado enfado y negativa a renovar de unos de los jugadores con más partidos en la historia del club, o el amago de intentar fichar a Fernando Llorente, lo que quizás hubiese provocado un cisma en la afición.

Asuntos deportivos de los que, en todo caso, Elizegi prefiere que se encarguen los profesionales para poder él dar rienda suelta a sus deseos. Que van más por crear -o devolver, según se mire-, un ambiente único en cada partido de San Mamés. Con lo que sueña y a lo que más se dedica.

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