El once que el Athletic Club presentó en el Martínez Valero ante el Elche presentaba hasta seis caras nuevas respecto al del Celta de Vigo. Una de ellas la de Iñigo Córdoba. Tal vez una rotación excesiva para un equipo que -más allá de los puros números- no presenta una plantilla demasiado profunda. Pero evidentemente nadie mejor que Gaizka Garitano y su cuerpo técnico y médico para saber si muchos jugadores necesitaban levantar el pie. Vemos que esta semana hay que disputar tres partidos en apenas seis días. Lo que está claro es que tras un buen inicio, como fue el del Intercity, el Athletic perdió empuje. El Elche fue incluso mejor en algunos momentos y al final la eliminatoria se tuvo que ir a la prórroga y los penaltis.
Dentro de los apuntes que dejó el encuentro se encuentra la sustitución de Iñigo Córdoba. Esto en sí mismo no es noticia. ¿Señalado? Ya van cinco ocasiones en que el de Deusto es sustituido en lo que va de temporada. Esta vez se fue a la ducha en el descanso. Córdoba, el intermedio de los hermanos, había regresado a la convocatoria después de quedarse fuera en las cinco últimas listas de forma consecutiva.
Todo un mensaje por parte de un técnico que ha sido incluso criticado por darle "excesivas oportunidades" con respecto a otros jugadores provenientes de la cantera de Lezama. Iñigo ha sido y es objeto de debate. Por si se le convoca, por si se le deja fuera, se le cambia o porque algunos la han tomado con él en San Mamés llegando a pitarle en sus intervenciones ante el RCD Espanyol.
Compañeros, como es el caso de Ibai Gómez, o el mismo presidente, Aitor Elizegi, han salido en su defensa, aparte del propio entrenador de Derio. Pero tampoco estaría mal que el propio implicado, Iñigo Córdoba, tomara conciencia de la situación. De que les devuelva ese agradecimiento con argumentos.
Si no se acaba de hacer con el único puesto que baila en el once titular y es tantas veces sustituido tal vez sea porque no se está haciendo acreedor a la plaza. Siendo una reflexión que deberá hacer para tener claro si quiere ser un extremo, de los que encara como dice Gaizka Larrazabal, si quiere ayudar a defender al carrilero, o si no quiere en realidad tener que marcharse cedido. En sus manos está.
"No te gusta que tu público te pite o que haya murmullos, pero somos lo suficientemente maduros como para afrontarlo", opinaba el aludido semanas atrás. "No hay que darle mayor importancia", decía un Córdoba que ha agradecido mucho el apoyo de su técnico. "Estoy muy agradecido a Gaizka por las oportunidades que me da, intento responderle en el campo y aprovechar los minutos de los que dispongo".
"Soy capaz de aportar en ataque y defensa, hago esfuerzos defensivos, pero también ofensivos; no creo que una cosa me quite gas para la otra, creo que tengo la suficiente fuerza como para aguantar en los dos lados", dijo.
"Tengo que aportar más en las estadísticas ofensivas, pero el trabajo se reconoce. Que no haya aporte en estadísticas, algo que estoy trabajando para cambiar, y siga también es porque el entrenador valora también otras facetas"