Es curioso como son las percepciones en el mundo del fútbol. Desde el retorno de LaLiga Santander el Athletic Club ha jugado dos partidos en los que ha cosechado sendos empates tras desperdiciar el hecho de adelantarse en el marcador. Sin embargo, la valoración que se hace de las tablas ante el Atlético de Madrid no tienen nada que ver con las que se hacen ante la SD Eibar en Ipurua.
Si bien está claro que en ambos encuentros se ha sumado un único punto que sirve de bien poco para las teóricas esperanzas de jugar la temporada próxima en Europa. Objetivo que no se dejaba de repetir cual mantra en todas las declaraciones públicas del Club durante el confinamiento.
Ilustrativo del cambio vivido del partido de San Mamés al de Gipuzkoa, es el rendimiento sacado a la figura del capitán Iker Muniain. El navarro fue, de largo el mejor, ante los colchoneros. Metió un gran gol, casi le da otro a Yeray y fue el que mejor supo traer en jaque a un equipo tan físico y rocoso como es el de Simeone.
Jugando por dentro, como acostumbra hacer en casa, Muniain demostró todo su talento y el gran trabajo físico que, como les hemos comentado aquí en ElDesmarque, había realizado durante el confinamiento para poder volver en sus mejores condiciones. Sus métricas están por encima de las que marcaba antes del arranque de la pandemia en marzo.
Pero lo que está claro es que independientemente de la COVID-19 a Muniain lo que le frena es jugar en la banda. En Ipurua arranco de media punta atrás Raúl García y sin excesos de brillo participó en las mejores jugadas rojiblancas. Como en la ocasión inicial de Yuri Berchiche donde supo romper la defensa con un sutil pase a Capa.
Los de Mendilibar, que se jugaban la vida, olfatearon el peligro y le 'dejaron' no menos de cuatro tarascadas consecutivas en las que se vio rodar al capitán bilbaíno por los suelos. Una forma de frenarle que terminó de ser rematada con el cambio realizado en el descanso. La entrada de su ‘brother’ Iñaki Williams por Iñigo Córdoba desplazó a Muniain a la banda donde terminó de ser absolutamente inerte hasta el momento de ser relevado.
Por tanto pasa el tiempo, el Athletic sigue igual de lejos de la utopía de Europa, y Garitano sigue sin resolver el eterno dilema de esa mediapunta entre Raúl García y su paisano Iker Muniain salvo cuando juegan con el sistema de los tres centrales.
Garitano es un emtrenador insulso que no sabe gestionar la plantilla u no sabe desarrollar y explotar lo que tiene, por ejemplo mendicidad si vete ya