En 1928, William I. Thomas formuló su propio teorema: “Si las personas definen situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. Lo que se dice, profecías autocumplidas. Todo invitaba a que en el partido entre el Athletic Club y el Real Betis en San Mamés por la décima jornada de LaLiga Santander, que terminó en un claro y contundente 4-0 favorable al equipo local, iba a ser una confluencia de profecías autorrealizadas. Sin embargo, el destino puede ser caprichoso y torcer lo previsible; aun con los teoremas.
Vayamos con la primera de las profecías autocumplidas. Acusa el Athletic la falta de gol: apenas 7 dianas en 10 jornadas. De hecho, la apertura del marcador vino por un despeje fallido de Víctor Ruiz que terminó en gol en propia puerta. Pero luego vino un centro conectado por Villalibre que finalmente envió Capa a la red; es decir, el marcador de punta derecha: poco peso de los delanteros, de quienes se espera lleguen las dianas con continuidad.
La segunda de las profecías autocumplidas nos lleva a la cuestión del míster en el banquillo athleticzale. Desde el comienzo de la temporada 2020-2021 se viene hablando entre la afición -más que en la oficialidad de los despachos- de la última posibilidad de Gaizka Garitano al frente del primer equipo del Athletic Club de Bilbao.
Sin embargo, en el fútbol, las profecías autocumplidas de la afición no siempre casan con la práctica del fútbol consuetudinario de los despachos, ése que por costumbre se inclina más por despedir a un entrenador que en aplicar cambios en la propia plantilla.
Porque, en esta ocasión, Garitano echó mano de los canteranos que, acaso como una paradoja, coadyuvaron con su desempeño a que el de Derio se mantenga al mando del equipo.
Asier Villalibre de 9, Iñaki Williams por banda, Álex Berenguer (preciso su gol tras centro de Yuri) e Iker Muniain llevando la batuta (maravilloso su gol, en combinación con el 'Búfalo' de Forua), doble pivote para Unai Vencedor-Mikel Vesga y un brillante Yeray en la defensa. Más los ingresos de Oihan Sancet y Jon Morcillo por Berenguer y Muniain faltando 20 minutos de juego.
Una tercera profecía autocumplida me lleva a observar la incidencia del azar en el resultado. Algunos dirán que hubo suerte para ganar: el gol en propia puerta, el tanto anulado por fuera de juego al Betis. Sin embargo, yo diré que ha sido trabajo: canteranos en el campo, ajustes en el engranaje colectivo. Porque, como dijo don Osvaldo Zubeldía, a equipos iguales gana el que más trabaja.
Y así llegamos a la cuarta de las profecías autocumplidas: si definimos como real la situación de entrenar y trabajar en variantes tácticas colectivas e individuales, éstas son reales en sus consecuencias, en sus resultados. Ésta es, desde mi punto de vista, la gran tarea del Athletic para esta temporada.
Profecía no cumplida que gaditano cambie su modo de jugar y plantear las alineaciones de verdad,