Clemente explicaba la movida con Maradona en la final del 84

"Una gran pena que haya gente que no sepa perder", dijo Javier Clemente en TVE. La del 5 de mayo siempre es una fecha marcado en rojo en el Athletic Club de Bilbao. Ese día, pero de 1984, los leones firmaban el doblete alzando su última Copa del Rey hasta la fecha al imponerse al FC Barcelona de Menotti, Maradona y Schuster. Fue el último título oficial de los leones amén de la Supercopa de Ernesto Valverde en 2015 ante el mismo rival blaugrana. Solo que dio la vuelta al mundo porque acabó entre patadas y puñetazos.

La ciudad era Madrid, el campo el Bernabéu, el ambiente en la grada electrizante con miles de seguidores llegados de Euskadi. Analizando lo ocurrido en esos tiempos, le dice a ElDesmarque Bizkaia el golpeado a traición Patxi Salinas lo que pasó. Que "aquello acabó como empezó, había tanta tensión en el ambiente que no podía acabar de otra manera".

Para el de San Adrián eso no empañó la alegría. "Porque también salimos vencedores. Nos comportamos como un verdadero equipo y ellos fueron los que dieron mala imagen y no supieron perder". Pese al dolor de los tacos clavados en su espalda por Paco Clos, Salinas explica que "mereció la pena todo por traer la copa a Bilbao".

Los grandes protagonistas en las horas previas a la final fueron Javier Clemente y César Luis Menotti. Según la prensa argentina el 'Rubio' no se anduvo por las ramas tras varios rifirrafes y ataques constantes a Andoni Goikoetxea: "Maradona es un imbécil".

'El Flaco' Menotti le contestó: "Estamos preparados para jugar en cualquier terreno, incluso en el de la violencia". Y el 'Pelusa' soltó que "Clemente no tiene los huevos para decirme en la cara lo que dijo de mí". Todo muy poético.

Lo importante es que aquella noche el Athletic venció (1-0) al Barça con el legendario gol de Endika (13'), pero la final pasó a la historia porque los catalanes no supieron perder y se liaron a dar patadas y puñetazos. Como nos recuerda Andoni Goikoetxea en ElDesmarque: "En 1984 los palos los iniciaron los perdedores, ¡siempre ocurre así, eh!"

Cuando terminaba el partido, Diego Armando Maradona, enfadado por la derrota y con cuentas pendientes con todo el mundo fue a buscar justicia por su propio pie. El '10' provocaba una conmoción cerebral con una patada en la cara a un caído Miguel Sola.

Tras el intercambio posterior de 'caricias', donde destacaron las patadas de karatekas de Clos y Migueli, Maradona recibía una sanción de 3 meses de suspensión. No la cumpliría porque poco tiempo después fichó por el Nápoles.