De todas las Supercopas que ha vivido el Athletic Club de Bilbao, sin duda la más recordada, la que difícilmente olvidará la afición rojiblanca, fue la última, la de aquel tan inesperado como contundente 4-0 en el partido de ida al FC Barcelona de Leo Messi que hizo de lo parecía un tramite en el verano de 2015 algo para los anales del Club.
No fue Manchester, el masivo desplazamiento a Old Trafford de cinco antes, ni mucho menos se esperaba algo así, pero acabó casi siéndolo. El final fue el mismo, una victoria para la historia, y el camino igual o más divertido. Una 'bilbainada' que fue primera página hasta en periódicos del sudeste asiático.
Fue el día que Mikel San José hizo de Pelé y Aritz Aduriz... bueno, Aduriz simplemente de Aduriz. Que ya es. Entre otras cosas, el delantero que más ha amargado la vida a Marc-André ter Stegen, según repetida confesión del meta alemán, que tampoco olvida. En su caso las numerosas veces que el ariete internacional le obligó a ir a buscar la pelota a la red.
No prometía mucho el partido para el Athletic, acostumbrado a continúas decepciones ante un rival que se veía inabordable. Además, la eliminatoria estaba encajonada en dos noches casi seguidas de viernes y lunes ante lo apretado de un calendario sin fechas.
De hecho, en Bilbao, como en todos los sitios en general, la gente estaba más preocupada por sus vacaciones. Y también más de la Aste Nagusia que llegaba que de una Supercopa que se veía como otro frustrante trago a pasar ante el invencible Barça que no hacía más que arrebatarle al Athletic sus sueños de volver a levantar un trofeo décadas después de aquel último de 1984.
Precisamente otra Supercopa, aquella sin disputarla por el doblete logrado, LaLiga y Copa, tras imponerse en la final de un torneo que fue del K.O como nunca antes dada la vergonzosa pelea con la que acabó.
Es más, el choque arrancó como tenía costumbre. Con el Barcelona dueño del balón. Pero algo inusual cambio el guión. La buena presión en campo rival de los de Ernesto Valverde, entonces en el banquillo del Athletic, su club, y los problemas con el pie de Ter Stegen.
El 'click' se produjo pronto. Sin llegar al cuarto de hora. El meta despejó un balón hacia donde no debía, hacia un círculo central abarrotado de gente, y San José demostró su excelente golpeo, una virtud no suficientemente valorada en su década larga como 'león'.
Una maravilla de gol que centró a todos los presentes en lo que estaba sucediendo sobre el terreno de juego. Aguantó el Athletic la primera parte y en la segunda llegó el delirio de la mano de Aduriz y un invitado inesperado: Sabin Merino, ahora en el CD Leganés.
El polivalente delantero vizcaíno se fue de Dani Alves en un preciosa jugada por la izquierda y Aduriz demostró ante Javier Mascherano su valor suspendido en el aire. Esa jugada desestabilizó a Alves, que cometió dos nuevo errores, el segundo un penalti de la frustración, y Aduriz no paró de hacer caja.
Consecuencia, un increíble y casi imposible de remontar 4-0. Lo intentó el Barça y hasta metió miedo en el Camp Nou. Pero le faltó tino y tiempo. Y le sobraron una expulsión a Gerard Piqué y el cuarto gol de Aduriz en la eliminatoria.
Fue otra noche bonita para el Athletic. Como también lo fue el día siguiente con el masivo recibimiento que le obsequió la sociedad vizcaína. Cuando Aduriz, siempre Aduriz, recordó que en Bilbao los leones no van en manada sino en cuadrilla. Pero la noche que quedó para el recuerdo, la mágica, fue la del 14 de agosto de 2015. La de ida, la del 4-0. La del golazo de San José y el 'hat trick' de Aduriz.
Ganar. Ganar y ganar y des pues c e zlebrar. Hacer un buen partido y jugar bien al fútbol.
No tiene nada que ver con la de este año, esta esta hecha para los equipos extraterrestres, nosotros queremos la copa del rey y la gabarra