Cita con el 'dentista del Camp Nou' en LaLiga Santander para el Athletic Club de Marcelino cuatro días antes de acudir al Benito Villamarín a jugarse 'los cuartos' con el Real Betis. El 'trámite médico' invitaba a dosificar la anestesia repartiéndola entre aquellos leones que no fueran a ser de la partida en el decisivo envite copero. Eso parecía. Eso, al menos, pensaba uno. Y resultó que las dichosas "rotaciones" se quedaron en el vestuario. Al comparecer en el verde con su 'once de gala', Marcelino hacía trizas su ideario de las rotaciones.
Ese ir repartiendo minutos entre 'valientes' y 'esforzados' a fin de no terminar febrero con el equipo roto. Hecho unos zorros. Un tirón aquí, una rotura ahí, 'cargarse' los jugadores hasta el punto de dejar de ser competitivos. "Enteros" los quiere Marcelino. Por qué ir con todo, entonces. La respuesta era el rival. El FC Barcelona. De haber sido otro conjunto, Granada, Huesca, Real Valladolid, qué se yo, otro gallo le habría cantado al oído la canción del 'viaje y las alforjas'. ¿La conocen? Yo, tampoco.
Lo que Marcelino sí conocía era la historia de los duelos entre azulgranas y rojiblancos. Su debut con derrota en San Mamés. Rotunda. Su victoria en la Cartuja que le daba al Athletic la 'Supercopa'. Y, cómo no, recordada por su séquito de sabios, aquella remontada [1-2] en inferioridad numérica ejecutada por un Ezquerro soberbio.
Le 'ponía' a Marcelino ser el técnico del Athletic que vencía en el Camp Nou veinte años después. A quién, no. Pero, ¿arriesgar depositando en el piso sus mejores 'once alforjas' en lo que parecía un 'viaje suicida'? Con la marca negra de Caín pintada en su frente. Como si el signo bíblico que a él le libraba de la muerte tuviera cumplida influencia en su equipo. Plagado de leones. Los más fieros. Pero también los más hábiles y talentosos.
La Copa tiene el athleticzale escondida en su yo más profundo. La Copa que se está jugando. La del jueves frente al Betis. Un puesto aseado en la Liga. No más. Ni menos. Por eso 'chocó' que para medirse con 'Messi y los suyos' convirtiera el rectángulo en un 'campo de pruebas'. De lo sucedido enseguida se hablará. Antes, turno de preguntas para Marcelino en rueda de prensa post partido. Se comió la primera parte con un "llegar tarde a la presión". ¡Menudo atracón de un solo bocado! Un primer acto en el que un Athletic descosido por todos sus poros mereció a mi parecer apuntes nerviosos sobre un papel sin líneas. Les cuento...
"Messi, libre, recoge solo, conduce, pánico en todas las líneas. Una temeridad no vigilar al astro argentino así que fuera zonalmente discreto. Jugando con fuego. Aturdimiento. Un Barcelona rabioso, se sabía, le escoció realmente perder la Supercopa. Al garete y en el trece. Vencedor, metiendo la pata, o sea, la mano. A santo de qué si la pelota rueda ya por la banda izquierda. Gol del Barcelona.
Más allá del rocambolesco montaje defensivo, démosle a Unai Vencedor el 90 % del tanto; el 10% restante, a Messi, ¡pa que más! Un Athletic varado. Encallado. Ni ataco ni defiendo. "Me matan si ataco; y si ataco me matan". ¿Salir trenzando? Como a niños sus caramelos jugadores de otro nivel les robaban. ¿Alforjas para este viaje, Marcelino? "Mejor si me dejan que les hable de la segunda mitad". Un ensayo sobre la ambición, o tal vez sobre la avaricia...
"Segunda parte fenomenal, magnífica, muy buena, de las mejores". Hasta el punto de que "el empate no habría sido injusto". Marcelino se viene arriba. "Les hemos puesto en dificultades, obligándolos a defender, generando peligro", lástima, "sin culminar". Pena, luego de "haber sido superiores al Barcelona en toda la segunda mitad".
Míster, ¿qué pasa con el Betis? "Habrán de pasar cuatro días, tiempo suficiente para recuperar". Un día menos tendrá el Betis, ¿verdad? "Claro", exigente duelo el suyo frente al bravo Osasuna que a los béticos los habrá de dejar baldados. "Nuestro objetivo es jugar al máximo en todas las competiciones". ¿En lo que respecta a la liga? He aquí la madre del cordero de Marcelino: "Alcanzar la parte alta de la tabla".
¿Un Marcelino ambicioso? Leamos: "La ambición tiene que ver con el deseo de ser mejor cada día en todos los aspectos, sin tener que perjudicar a nadie". En ocasiones se suele confundir la ambición con la avaricia, mediante la cual, "una persona dominada por la avaricia podría dañarse a sí misma o los demás para conseguir lo que se desea a toda costa". Ambición o Avaricia: he ahí el dilema.
¿Ambicioso? ¿En el Camp Nou ante un Barcelona rabioso? ¿Alcanzar el mejor nivel sin perjuicio para tus jugadores? ¿Avaricia, entonces? "Yo soy un hombre sincero", dice Martí, y antes de que esta 'contra' muera, vista y sufrida la visita al 'dentista blaugrana', me sorprendió hasta el espanto la avaricia del que puso en riesgo el bienestar de los suyos. El que dejó a los leones en evidencia. El que 'liberó' a Messi para comandar la venganza. Plato que templado se sirvió.
Ante los ojos de Marcelino. Que viajó a Barcelona con todas sus alforjas. Para consumar su deseo de ganar. A toda costa. ¡Ojalá que las piernas estén frescas, y la mente, lista, cuando, el jueves, los de Pellegrini les exijan a los leones el esfuerzo y 'algo más' que un duelo sin 'vuelta' merece!
Ojalá. Sí. Porque caer por inanición en 'cuartos' nos obligaría a retroceder cuatro días. Derrota en Camp Nou. A merced del Barcelona. Leones desvalidos en 'la noche oscura del alma'.
Este artículo destila rabia y es absolutamente injusto y tendencioso. Mal, muy mal.