Han pasado ya un par de días de la debacle del Athletic Club en la final de Copa de La Cartuja de Sevilla y toca levantarse, ¿acaso perdimos algo más que una final aquí y allí? Quizá sí, de ahí que sea el momento de tomar nota sobre lo que perdimos y lo que debemos recobrar. Vamos por partes...
La Filosofía: ¿vulneramos nuestra forma de entender el fútbol de cantera? Sí, no me cabe duda. Garitano fue el gran valedor de esta primera final. De la casa, siempre por y para el Athletic de sus amores. El resplandor de Marcelino se apagó con el aguacero sevillano. Eché en falta el ceño fruncido de Gaizka en la banda, el conocimiento exhaustivo que tiene de cada uno, sé que Berenguer hubiera sido otro o que Yeray no hubiera cometido ese error de creerse tácticamente superior.
¿Cómo arreglarlo? Sacando no solo a los mejores de inicio sino a los que más implicación rojiblanca desprendan. Las finales son pura táctica y se ganan por detalles de garra o lucidez. Iker Muniain perdió la final al tocar la copa, eligiendo el campo de forma tan dubitativa, perdiéndose en los primeros compases. No estaba... y no se le tenía que haber esperado. Será capitán... cuando salga en el primer cambio.
La garra: somos leones pero ni una manada traída en exclusiva de la sabana africana ganará a este Barça. Tarde o temprano, incluso de inicio, los felinos se juntarán en manada y se mostrarán dóciles. El mejor explorador (Messi) y el mejor cazador del Rey de nuestra selva (Griezmann) tardarán unos segundos en desterrar a los leones de otra final.
Hagamos un paralelismo cinematográfico: ahora somos el pequeño Simba (no quiero decir que una manada de hienas comandadas por un arrogante líder nos ha expulsado, no: mis respetos a la Real Sociedad y a su ejemplar entrenador). Y nos hemos autoexiliado, hemos tocado fondo, hemos palpado el fango...
Toca volver. Simba es nuestro Muniain y le deben acompañar en este camino de días Marcelino y Raúl García. Entre los tres deben coordinarse para una vez de regreso a la senda de Lezama el resto de la manada se contagie de entusiasmo y crea firmemente en la remontada anímica, la más difícil. El resto es sólo fútbol.
La directiva: soy pro Aitor Elizegi, le voté más por no seguir aguantando al estirado y timorato Josu Urrutia que por su simpatía y buen talante. De la gestión del club deposite en él mis esperanzas, pero aún no veo esos cambios de talante necesarios para volver a ser únicos.
¿Qué pueden hacer en estos días previos? Algunas ideas: no anuncien cuando sale la expedición: no dejen que nos abochornen los mal llamados aficionados en los instantes previos con la excusa de que así los jugadores llegan motivados. Motivación ya la tienen: basta con pensar en recuperar el bochorno que durante años nos harán pasar ante nuestros vecinos.
Pidan al ayuntamiento y fuerzas de seguridad que controlen el aforo en Pozas ese día. Apaguen la gran pantalla que da a esa calle las horas previas.
Pongan parejas de agentes en cada portal si fuera necesario, no corten la circulación de coches: hará que nadie se atreva a pisar la calzada. Nadie bebiendo en la calle salvo si tiene sitio en la terraza. Nadie transitando con bolsas de botellón. Eso sí, permitan a quien lo desee que se suba a un semáforo, y que salten, ellos mismos se autolesionan, para qué frenarles, Basurto queda cerca.
Aficionados: aquí entramos todos y todas: gente con carnet y resto de personas con alma rojiblanca. Ni éramos los leones de “Los Demonios de la noche” (si no la han visto recomiendo esta película de Michael Douglas y Val Kilmer), ni ahora somos el león de Madagascar. Estamos más famélicos que los del circo de Ángel Cristo, es verdad, pero quedan día para alimentarnos y trabajar en tácticas de equipo, pero entendiendo a la afición como un equipo. Debemos remar, bogar unidos.
No seamos soberbios, nos subimos a la gabarra sin haber dado una palada en la trainera. Ahora toca ser una piña, pensar que se puede, tomar conciencia que en el deporte todo es posible, hasta que suene el pitido final.
Por tanto, por todo lo bueno que nos espera si hacemos las cosas bien toca lavarse la cara, refrescarse, y ponerse el mono de trabajo que no es más que la camiseta ajada que todos guardamos en casa, como aquella Adidas del 84 que guardo yo como oro en paño. Adornemos de nuevo balcones pintando de rojiblanco nuestro entorno. Convenzámonos de que es posible, de que sí se puede. Aúpa Athletic, orain eta beti. Debemos seguir viendo el sueño. Bizi ametsa berriro!
Nota: No soy coach, ni psicólogo, ni entrenador. Soy periodista, fui futbolista amateur y jugué en el mismo club 25 años. Soy socio del equipo de mis amores desde hace 30 años, tras diez como abonado. Miembro de la Peña Garitano y ahora de Pimplarioak. Amo la caballerosidad en el fútbol, aquella que nos hizo grandes en el pasado. Amo nuestra filosofía. Soy del Athletic.
Athletic beti zurekin jotake
Orgulloso de lo que somos y más en la derrota el athletic somos valores y seguimos haciendo historia hay que ser caballeros en la derrota y demostrar porque somos diferentes. Sobran tus comentarios no representas al sentimiento athletic