La Eurocopa de San Mamés ya es tan solo un rumor en Bilbao

Quien se haya dado una vuelta por San Mamés en las últimas semanas se habrá topado con operarios y grúas afanándose en la explanada situada delante del campo del Athletic Club. Era una de las sedes del torneo que finalmente se ha caído del grupo debido a la incidencia de la pandemia. Su plaza se ha ido a La Cartuja de Sevilla con la bendición de Luis Rubiales y la RFEF.

Las personas que realizaron dichas maniobras en el exterior de San Mamés habían creado un perímetro e instalado distintos barracones en unas pruebas de logística que los responsables de la Eurocopa habían pedido al Ayuntamiento de Bilbao de cara a la organización del torneo.

En concreto se trataba de generadores y otro tipo de aditamentos técnicos que se necesitarían si se disputaban los tres partidos de Bilbao. Como eso no va a ocurrir se ha procedido a su desmantelamiento. Una vida realmente efímera que se inició el 24 de marzo y ha tenido su carpetazo final el lunes 26 de abril.

Bilbao se queda sin Eurocopa

La cosa no ha acabado nada bien. El lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu, ha considerado que la decisión de la UEFA de que Bilbao no albergue la sede de la Eurocopa en San Mamés es "la crónica de una decisión anunciada" que puede tener "cariz político". Y ha adelantado que su gobierno está analizando el contrato suscrito para decidir si pide o no una indemnización económica por la cancelación.

"Puedo entender que la UEFA persiga unos objetivos económicos, pero eso no pasa por poner en riesgo la salud de los aficionados", ha concluido Urkullu.

Por su parte la alcaldesa en funciones de la capital vizcaína, Amaia Arregi, no se anduvo por las ramas con este espinoso asunto. "Llevamos semanas donde todo es un disparate. Un sinsentido para quienes actuamos de forma seria, coherente, profesional y responsable. No son de recibo las formas ni el trato dado", dijo.

"La obsesión por meter público a toda costa sin valorar la evolución de la pandemia, sin saber si van a poder viajar las aficiones, no es serio. Y hemos tenido que aguantar cómo se hablaba de otra sede sin ni siquiera la decencia de comentarlo con nosotros, mientras seguíamos trabajando e invirtiendo recursos humanos y económicos. Una vergüenza".