Llegó el final, deportivo al menos (ya que hasta el 30 de junio queda mucho por hacer), de la temporada para nuestro Athletic Club y toca hacer balance por un lado y echar la vista hacia lo que nos viene a corto plazo. Teníamos por delante una atípica temporada 2020/21 debido al momento que estamos atravesando a nivel mundial. Pese a ello no era menos ilusionante, ya que nos enfrentábamos de inicio a una fase final de Supercopa y dos finales de Copa del Rey, en las cuales teníamos depositadas nuestra confianza.
LaLiga Santander no ha sido para tenerla en la memoria y recordarla con nuestros futuros nietos, desplegando un juego aburrido y sin la garra que le caracteriza a este Club. Aunque en ciertos partidos sí ha despertado esa chispa que se le pide al equipo, la regularidad en el juego esta temporada no ha sido el fuerte del conjunto rojiblanco.
El día 3 de Enero llegaba la despedida de Gaizka Garitano del que fuera hasta entonces su equipo, tras la decisión del club de rescindir su contrato.
Llegó Marcelino y todos teníamos puesta la esperanza en que veríamos un cambio radical en el juego del equipo. Al Athletic le tocaba disputar la semifinal de la Supercopa ante el Real Madrid, y lo hizo ganando y dejando un sabor dulce a la afición por el juego desprendido por el equipo.
Pero quedaba la última piedra en el camino para certificar el ansiado título. Tres días después nos esperaba el FC Barcelona para disputar la final. Esta vez equipo y afición estábamos con la moral por las nubes después de ver que en poco tiempo el vestuario había dado un giro de 180 grados en su juego.
El día de la final llegó, compitiendo y ganando a un FC Barcelona a un solo partido en lo que sería una final casi imposible. Una vez pasada la Supercopa, las miradas estaban puestas en las dos finales de Copa del Rey que disputaríamos con apenas quince días de diferencia en el mes de abril.
En la primera de ellas nos enfrentaríamos a nuestro rival y vecino, la Real Sociedad, dejándola escapar. Tal vez por la presión que tenían los jugadores, por el cansancio físico y mental o simplemente porque en esos 90 minutos ellos cometieron menos errores que nosotros.
Pero si esta final era difícil de afrontar, la que nos esperaba frente al equipo catalán no lo iba a ser menos, un FC Barcelona que nos pasó como un rodillo por encima goleándonos por 0-4.
Después de estos dos encuentros el final de temporada llegó antes de tiempo para el equipo de Marcelino ya que la liga estaba casi sentenciada en la zona alta y baja de la clasificación. A partir de ahí tocó pensar en la próxima temporada y el entrenador comenzó a dar oportunidades a varios cachorros del equipo filial.
Ahora sólo nos queda afrontar la próxima campaña con ilusiones renovadas y con la esperanza de que la grada de San Mamés vuelva a rugir como siempre. Dice el presidente, Aitor Elizegi, que tal vez haya un 50% de aforo. No es lo ideal, claro, pero algo es algo. Estaremos atentos a ese sorteo para poder empujar otra vez al equipo pero ya no desde el sofá de casa.
Orain eta beti, GORA ATHLETIC!!