La presencia de la pareja Ander Herrera-Iker Muniain como acompañantes de Mikel Vesga en medio campo del Athletic Club es, sin duda, lo más llamativo que dejó para el futuro la victoria ante el Valencia CF en Mestalla (1-3). Un triunfo que clasificó a los de Ernesto Valverde por cuarta vez consecutiva para las semifinales de la Copa del Rey.
Fue una apuesta inesperada del técnico, que parecía haber enterrado el llamativo 'rock and roll' de principios de curso, un 4-3-3 con Oihan Sancet y Muniain juntos en la zona de creación con el que tenía encantada a la parroquia rojiblanca y a su equipo en posiciones de Liga de Campeones, por un 1-4-2-3-1 más ajustado a su ideario habitual en busca de un 'equilibrio' que no acabó de encontrar. Sobre todo, en ataque.
Pero el 'Txingurri' se manifestaba contento con su nueva apuesta, con el crecimiento de Oier Zarraga y, escuchándole, todo hacía pensar que esa manera de jugar sin Muniain era definitiva. Ya sin Ander Herrera era más difícil de valorar porque el bilbaíno no ha dejado de sufrir problemas físicos desde su regreso este curso del PSG.
Quien más, quien menos, todo el mundo consideraba que para ver a Herrera y Muniain juntos era más factible ver vídeos de 2012 a 2014, hasta la marcha del zaragocista al Manchester United tras ayudar a los 'leones' a clasificarse para la Liga de Campeones, que hacerlo ahora.
De hecho, en este curso apenas si habían coincidido cinco ratos sobre el terreno de juego. Aunque con buenos resultados porque con ellos no empeoraron los choques ante el Rayo Vallecano (14 minutos), Almería (8), Sevilla FC (37), en los que Muniain fue titular y Herrera salió en la segunda mitad, ni su equipo perdía en Getafe (55) cuando fueron sustituidos tras salir de inicio.
Si empeoró el resultado con ambos juntos ante el Real Madrid en el último duelo liguero, al que salieron en el último cuarto de encuentro. Aunque fue con el gol en el minuto 90 de Toni Kroos que puso el 0-2 definitivo después de que, coincidiendo con su entrada en el minuto 67, su equipo lanzase un serio asedio final sobre la meta de Thibaut Courtois.
No habló mal ese tramo de ambos, que le dieron al Athletic la finura que le falta sin ellos. Así las cosas, las apuestas estaban más en que si Valverde iba a dar entrada a uno de los dos en Mestalla, que tampoco era una opinión mayoritaria, que en que si iba a hacerlo con los dos. Que era algo casi impensable.
Pues puso a los dos y en el minuto 79 se retiraron del terreno de juego para ser sustituidos con el deber cumplido, 1-3 en el marcador y su equipo, salvo catástrofe que no se dio, en semifinales de Copa.
Aunque, curiosamente, el choque distó mucho de ser el que uno se imagina en una victoria clara del Athletic con Muniain y Herrera en el campo. Ya que fue un duelo táctico, pétreo en el inicio y sin concesiones al virtuosismo a pesar de la clara superioridad rojiblanca tras el 1-2. El tanto clave de la eliminatoria por llegar solo un minuto después de que empatase el Valencia ya casi con el descanso encima.
Aunque Muniain y Herrera son como son y, después de un arranque con pérdidas del capitán y varias faltas seguidas del bilbaíno, lo que delataba su falta de ritmo, ambos fueron claves en el tanto que abrió el marcador.
La jugada nació en un robo de balón de Herrera y acabó con gol de Muniain. Herrera interceptó un pase apurado de Mouctar Diakhaby a Ilaix Moriba, con Hugo Guillamón tapado por Muniain; el propio Herrera recogió el rechace y con un toque sutil puso que balón en la cabeza de un Iñaki Williams que lo convirtió en asistencia para que Muniain remachase con una volea en escorzo que no era fácil.
A partir de ahí, el Athletic ya fue claramente mejor, se sobrepuso a un empate que no anunciaba el desarrollo del choque y sentenció en una segunda mitad en la que fue claramente mejor. Con Herrera y Muniain casi hasta el final. Algo impensable antes de conocerse las alineaciones porque esa apuesta no se veía ahora en Valverde.
Pero la hizo, ganó con ella y la afición del Athletic tiene otro motivo para estar contenta, ya que son dos jugadores que encantan a la grada.