Ibai Gómez siempre se ha caracterizado por ser un futbolista que habla de frente, con total franqueza y sinceridad. Y más ahora que apura sus últimos momentos como futbolista en el Santutxu FC, club que preside su padre y donde dio sus primeros pasos como jugador.
El extremo ha vuelto a sincerarse sobre uno de los aspectos más desconocidos de los futbolistas profesionales: aprender a convivir con el dolor para seguir jugando. En una entrevista concedida a Relevo se ha explayado sobre algunas de las lesiones que marcaron su paso por el club rojiblanco. Como la luxación de rótula que se produjo en su debut en 2010, donde deja una curiosa anécdota precisamente con su padre.
Y es que, después de que el médico Paco Angulo le colocara la rótula y Gómez llegara al vestuario, él ya estaba allí: "Había bajado desde la última fila corriendo porque sabía que algo grave había pasado", rememora.
A partir de esa lesión, Ibai Gómez aprendió a jugar con dolor para aprovechar su oportunidad en el Athletic, aunque como él mismo dice, lo acabó "pagando" tiempo después: "No le decía la verdad ni al médico", asevera.
Antes de retirarse del fútbol profesional, Ibai Gómez siempre le ha dado mucho peso a la importancia de la salud mental. Algo que él ya empezó a darle importancia en 2014, después de la eliminatoria de Champions frente al Nápoles, y cuando empezó a perder protagonismo con Ernesto Valverde en el banquillo.
"De repente me llega la oportunidad. No dormí en toda la noche porque sabes que vas a jugar al día siguiente. Y tener miedo. Estaba en banda y me temblaba todo cada vez que venía el balón. Imagínate jugar un partido habiendo dormido hora y media porque te has pasado llorando toda la noche", rememora.