La Filosofía del Athletic: ¿Hándicap o disculpa? ¿Ampliamos el mercado?

No sé si primero fue el fútbol o el Athletic Club lo que inundó mi mente de este juego, deporte o espectáculo, como cada uno quiera verlo. Supongo que fue el fútbol como simiente del sentimiento de pertenencia al Athletic y todo inculcado por mi aitite “Txutxi”. Y ese sentimiento de pertenencia es lo que nos invita a decir “hemos jugado bien”, “hemos ganado”, “qué mal hemos jugado hoy”, nos involucramos en el desarrollo del juego del Athletic.

Fue primero el fútbol, pues nací en una casa en Santurtzi, frente al antiguo campo de fútbol de San Jorge, desde el balcón veía los entrenamientos y acudía al campo a jugar en las gradas y todos los domingos acudía junto a mi aitite a los partidos vestido de aldeano con txistu y tamboril para salir al campo junto a los jugadores del Santurce, cual mascota, incluso nos desplazábamos hasta Torrelavega, Astillero o Unquera.

Pero tengo en mi memoria cuando vi el sentimiento Athletic en la cara de mi aitite al llegar a casa desde San Mamés un día de diciembre que nevó mucho y que el Athletic ganó 6-1, al Atlético Madrid.

Partido que yo con 9 años oí por la radio y al llegar a casa me contó junto a mi tío Marcos, con detalle, como la fuerza de Uriarte, los regates de Estéfano, la elegancia de Rojo y sus centros o las paradas de Iribar y ahí empecé a saberme de memoria la alineación de ese Athletic de vizcaínos, salvo Iribar, guipuzcoano él. Ya había habido jugadores de otros territorios de Euskalherria, pero era masiva la presencia de jugadores vizcaínos.

El resto de los equipos, salvo algún nacionalizado, eran españoles, jugábamos de igual a igual.

Llegaron los años 70 y el Athletic, ya tenía el Athletic en sus plantillas jugadores navarros, principalmente y guipuzcoanos y el resto de los equipos con algún extranjero y muchos oriundos, como nueva figura dentro de sus plantillas, se enfrentaba sin miedos y sin temores de que se agotasen los futbolistas salidos de la factoría de Lezama. Pues la población en Euskadi iba en aumento y la casta de la personalidad vasca estaba presente en la sociedad y en el Athletic y solíamos ir a Europa cada 2 o 3 años. Se clasificaban menos equipos.

En los años 80, debido a lo mencionado anteriormente, se consiguió aquello que muchos añoramos y otros desconocen, la salida de la “GABARRA”, tras la conquista de dos ligas y una copa. Jugábamos con jugadores de Euskal Herria y el resto de los equipos, aunque con alguna artimaña, con dos extranjeros.

Llegan los años 90 y con ellos la Ley Bosman, de nuevo otra traba para los intereses del Athletic, que empieza a jugar con clara desventaja en la celebración de su centenario. 100 años de historia como club y con unos valores que han servido como hándicap para seguir adelante con este modelo de presentar jugadores nacidos o formados en Euskal Herria, aunque con alguna trampa al solitario en algún momento, mientras los demás equipos de nutrían de jugadores de todo el mundo futbolístico.

Una vez cumplidos esos 100 años de historia y vida futbolística, creo que debiera de haberse aprovechado para cambiar este modelo, que no “FILOSOFÍA”

Porque con la llegada del nuevo siglo, llegó también la “GLOBALIZACIÓN” y eso hizo mucho daño, porque lo que nos servía para superar los obstáculos que nos ponían, sirvió para ponerlo como excusa, de los objetivos que no se consiguen, además de encarecer la plantilla, exigiendo los jugadores unos emolumentos que luego no se compensaban con las prestaciones y alegrías para socios y aficionados.

Estamos llegado a 1/4 de este nuevo siglo y vemos la cantidad de cambios en lo tecnológico, en lo social, en lo deportivo, en lo sanitario, y en el Athletic, seguimos en un modelo antiguo y caduco que no nos aporta nada más que decepciones y criticas entre nosotros cada fin de semana y cierto es que se nos pasan durante la semana, aunque ya hay muchas voces que dicen que “Este Athletic, no da para más”.

Sigo asistiendo al nuevo San Jorge a ver al C.D. Santurtzi, del cual sigo siendo socio y disfruto muchas mañanas de domingo con los triunfos y me enfadan las derrotas o la poca asistencia, con jóvenes jugadores del pueblo o de pueblos cercanos.

Pero cuando asisto a eventos y espectáculos de profesionales, dígase culturales (teatro, zarzuela, museos) o deportivos (fútbol o pelota), pretendo salir de dicho evento contento o impresionado y si ello conlleva sentimientos como con el Athletic, quiero que dispute, que gane los partidos, que me haga sentir FELIZ mas veces que pocas, que pueda contar a mis nietos mi disfrute con el fútbol del Athletic y sus logros, porque eso  hará que ellos tengan sentimiento de pertenencia a un ente que da alegrías.

El Athletic sigue teniendo jugadores de Euskal Herria, pero tiene cada vez menos vizcaínos, el resto de los equipos de primera división son plantillas que tienen jugadores de alta calidad.

Si tenemos más jugadores de territorios de Araba, Gipuzkoa o Nafarroa que, de Bizkaia, me es igual que vengan de la DIÁSPORA MUNDIAL (argentinos, uruguayos, chilenos) o una CANTERA GLOBAL (franceses, italianos o senegaleses), porque con la nuestra no nos vale, nuestros jóvenes valores no progresan, les cuesta mucho llegar, pues tienen pocos modelos en el vestuario en los que se puedan reflejar y aprender.

¡Hay que ampliar el mercado de fichajes!

. Por Deme Eguia, Entrenador de fútbol, comentarista de Onda Vasca y socio del Athletic Club