Desde hace ya unos días, y tras la entrega de la Copa de Campeonas a las justas ganadoras del Mundial de Fútbol Femenino, se ha producido una espiral de acontecimientos relacionados con un gesto del Presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, hacia una de las jugadoras. Personalmente creo necesario aportar una serie de argumentos que pueden resultar relevantes para la comprensión de toda la magnitud de lo ocurrido y sobre todo para realizar una profunda reflexión de cuestiones presentes en el día a día de la cultura deportiva.
Para quienes trabajamos en materia de generación de espacios seguros para la práctica deportiva, lo que nos ocupa fundamentalmente es el análisis de los hechos, independientemente de las circunstancias añadidas. El análisis de los hechos es fundamental. En este caso concreto es evidente que se trata de una conducta violenta cometida por una persona contra otra persona con la que tiene una relación de superioridad que provoca:
o Una afectación del consentimiento. No es auténtico, la relación de poder lo determina.
o Existe un clima de cultura de “presión”, de acceder a esa conducta o gesto por el desbalance de poder.
Se trata de una conducta pública y notoria. Todos y todas lo hemos visto. Para quienes trabajamos en situaciones de violencia esto en ocasiones es lo más complejo, porque la violencia más evidente se “ve”, y lo que queda es reaccionar adecuadamente ante ella (que también es complicado). Pero hay otra violencia que nos preocupa mucho más, y se trata de esa violencia que no se “ve” y que está invisibilizada.
Las actitudes violentas sean de más o menos “intensidad” o “perfil”, jamás pueden ser normalizadas y entendidas como muestras de euforia, emoción o afecto excesivo. El “siempre se ha hecho así” y “él nunca ha pasado nada” , deben pasar a formar parte de la historia.
Persisten determinadas prácticas en el mundo del deporte que deben ser cambiadas o eliminadas.
Cuando una situación como esta ocurre se espera que se reaccione adecuadamente basándonos en criterios objetivos y protocolos de actuación establecidos. No reaccionar según los protocolos de trabajo establecidos para prevenir la violencia en función de quien sea la persona que perpetra la violencia, es un disparo a la línea de flotación de un trabajo real en esta materia.
En nuestros tiempos proliferan los “protocolos” de actuación en situaciones de violencia, igualdad, etc…. Muchas entidades disponen de ellos tipificando los hechos y estableciendo las consecuencias. Aplicarlos es el único camino. En la Federación Española me consta que hay grandes profesionales, comprometidas y con experiencia de trabajo.
No se trata de perseguir a nadie, de crucificar a nadie, de demonizar a nadie.
Eso lo harán quienes tenían ganas por otros motivos a quien ha perpetrado esta conducta. Quienes trabajamos sobre los hechos, las conductas, los estándares y los protocolos, debemos fijarnos en ello objetivamente para analizarlo y demandar respuestas contundentes. El foco se debe de poner siempre en los hechos para que sean analizados con rigurosidad y extraer las conclusiones necesarias.
Poner el peso de las potenciales consecuencias de los hechos objetivamente violentos en manos de las víctimas, provoca únicamente procesos de revictimización gratuitos que tienen un impacto presente y futuro en quien lo sufre.
La trascendencia de este hecho tiene que ver con la persona que lo ha realizado, a quien se lo ha realizado, donde lo ha hecho y como se ha producido.
Evidentemente esa comprensión es importante. Pero lo más importante es comprender que gestos como este y algunos mucho más graves siguen sucediendo en el mundo del deporte, en espacios mucho menos mediáticos, pero mucho mas diarios. Que se sigan normalizando o minusvalorando estos hechos lo único que hace es retroalimentar a quienes creen que pueden seguir comportándose de la misma manera.
Cuando un hecho de este tipo ocurre siempre provoca que se ponga ante el espejo a las instituciones y personas implicadas en el mismo. El espejo lo que dice es si se reacciona de una manera correcta o incorrecta desde una perspectiva de derechos. Lamentando que sigan ocurriendo situaciones como esta, siempre suponen una oportunidad para encaminarse hacia un camino que no tiene marcha atrás.
El futuro se llama DEPORTE SEGURO: INTEGRIDAD Y ÉTICA EN UN DEPORTE LIBRE DE CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA, que implique: mayor control y exigencia, auditorias éticas, espacios independientes para realizarlas, investigaciones, recomendaciones de actuación y mayor participación de los/as deportistas en decisiones que les afectan.
Ojalá que la mayor parte de los actores involucrados salgan bien en la fotografía. Egoístamente me gustaría sobre todo que lo más cercanos a mi corazón y simpatía tomaran la decisión de salir bien en la foto. Algunos ya han movido ficha este jueves por la mañana.
* Por Iñaki Alonso Romero, especialista en prevención de violencia contra la infancia. Director de KUNINA SPORT CONSULTING
En la diana, como siempre. 👏👏👏
!Bravo! UN COMENTARIO.
Es un macarra, barrio cajero que ya lo ha hecho otras veces en otras circunstancias... Tiene cantidad de despropósitos y parece que todo se le perdona. Poderoso caballero es don dinero los favores se pagan. Donde está el Athlétic?