El pasado 31 de octubre celebramos la Asamblea Ordinaria del Athletic Club. Una cita anual larga, muy larga (algo más de ocho horas) en las que se trataron las cuestiones, ordinarias, así como la puesta a aprobación unos cuantos Proyectos de Reglamentos de régimen interno. Los Medios de Comunicación centraron sus contenidos bajo tres titulares destacables: Lo extenso del cónclave, como la Junta Directiva del presidente Jon Uriarte Uranga consiguió aprobar todos los puntos y, como, por primera vez, se llevaba a la tribuna de oradores de una Asamblea el tan traído y tan llevado asunto de 'la Filosofía' del Athletic Club.
Vayamos, pues, por partes, haciendo más 'digerible' el contenido demis reflexiones mediante TRES artículos específicos que podrán leer en ElDesmarque Bizkaia a lo largo de los próximos días...
En lo referente a la tediosa sesión asamblearia procede decir que nunca llueve a gusto de todas y todos. Si ocurre en una simple Comunidad de vecinos o en un txoko a la hora de aprobar decisiones, ¿Cómo no va a ocurrir en un “txoko gigante” (de 43.899 asociados a fecha 30 de junio)?
Hay quienes dicen que se debería haber realizado una Asamblea Ordinaria para tratar los asuntos ordinarios anuales (valga la redundancia) como los son la aprobación de las Cuentas, la Gestión y el Presupuesto 2024 del Club. Y, por otro lado, una Asamblea Extraordinaria para tratar la aprobación de cuatro Proyectos de Reglamentos (Referéndums, Consultas y Procesos Participativos; de Abonados y Acceso y permanencia en nuestros recintos deportivos; el de Régimen Disciplinario; y el de Contratación).
La idea no es del todo descabellada salvo por un “pero”. Y es que siempre hay un “pero”, en este caso, que al Athletic Club nos cuesta unos 200.000 euros organizar una Asamblea y, francamente a día de hoy, sinceramente, no creo que estemos para semejantes dispendios.
Un domingo por la mañana, a primera hora, se tratan los asuntos “ordinarios”, se hace un receso para comer y, por la tarde, se retoma la Asamblea con el resto de los puntos. Como se ve, opciones las hay. Es cuestión de estudiarlas, aunque lo que no llego a concebir es la actitud de Compromisarias y Compromisarios que fueron a “fichar” y se marcharon, o la de la interminable sucesión de representantes que fueron abandonando la Asamblea hasta que no quedamos, literalmente, cuatro gatos.
No quiero pensar si el sistema de votación hubiese sido el “analógico” en cualquiera de sus anteriores versiones: Si estuviese vigente aquel sistema en la que los Compromisarios (algún expresidente incluido) iban a primera hora, votaban y se iban. Una auténtica falta de consideración tanto con la legítima Junta Directiva de turno, con las y los Socios-Compromisarios intervinientes y, en definitiva, una postura de general menosprecio al propio Club.
Aquello se resumía en eso de “voy a votar a todo que no sin escuchar lo que me plantee la Junta Directiva ni lo que digan el resto de intervinientes”. Lo dicho: Un ejercicio de total falta de consideración y, en ocasiones, acompañado de ciertas actitudes que podrían ubicarse entre la chulería y la prepotencia.
Afortunadamente, aquellas censurables situaciones se corrigieron votando -también- analógicamente (sobre en mano ante urna) tras cada punto del Orden del Día.
Si esto llega a ser así en la última Asamblea, hubiésemos salido del Palacio Euskalduna en torno a las 9 de la mañana ya que, si ya hemos entrado en el Récord Guinness de la Asamblea más larga en la historia de los Clubs de Fútbol profesional, de la forma anteriormente expuesta, hubiésemos entrado en una especie de Récord Intergaláctico. Felizmente, se implementó el sistema de voto telemático (presencial y remoto) y, aun así, la Asamblea resultó maratoniana.
Pero, es lo que hay: A nadie se nos obliga a ser Compromisarios y, si lo somos, lo es por puro voluntarismo, vocación de servicio a nuestro Club, responsabilidad y, en definitiva, altruismo. Y esto lo digo cuando despedía en la entrada/salida del Palacio Euskalduna a compañeras y compañeros que, mientras salía a echar un cigarrillo, venían a decirme que aquello era una especie de “tortura”. ¿Alguien les obliga? (tengamos en cuenta que el día siguiente a la Asamblea era festivo).
Quizás haya que “tocar” algo en alguno de esos Reglamentos internos de tal manera que, de la misma manera que un Compromisario no pueda asistir a la Asamblea por una causa justificada, tampoco pueda irse sin una causa justificada. En otras palabras, control de acceso y control de salida (que para otras cosas ya existe, como el citado caso de salir a echar un cigarro o a tomar el aire, para lo cual registran la entrada y la salida y se facilita una cartulina numerada).
Aúpa Athletic!
• Por Iñigo Landa Larrazabal, socio compromisario del Athletic Club