El pase a semifinales del Athletic dependía del vuelo de Iñaki Williams y su bota mágica

Soñando con aviones últimamente. Creando en la nieve una 'sociedad' para conseguir ser más fuertes que todo dolor y todo sufrimiento. Jugadores del Old Christians Club, equipo del rugby uruguayo. Más de dos meses siendo nieve entre la nieve. Extraños en lo natural luego de que el avión que los llevaba a Santiago de Chile fuera abducido por una vaguada de la cordillera de los Andes. No hubo partido, aunque sí Comunión.

Soñando con aviones. Con el vuelo que le traía a Iñaki Williams de vuelta a Bilbao luego de haber perdido el tiempo en Costa de Marfil, compitiendo de mala manera con 'su selección' de Ghana. Tanto afán en su presencia habría de cobrar todo su sentido a la hora clave del Athletic vs FC Barcelona. El pase a semifinales estaría en su presencia veloz y en su bota mágica.

Iñaki Williams, alma del Athletic Club, más que un jugador de futbol...

Capitán de 'la sociedad de la selva'. Aglutinando en el mismo equipo a leones, cachorros, un búfalo, un ciervo, y la 'pantera' que en él ven compañeros e universo Athleticzale. No era una 'bilbainada'. Luego de reposar su furia en el banquillo, al saltar al verde en la segunda mitad, se convirtió en líder que comandó la revolución a base de empeñarse en ser bala feroz al centro del combate.

Cuando los blaugranas remontaron el frenético gol de Guruzeta, temí por la suerte del Athletic, púgil desnortado al que no le tocaba otra que mantenerse en pie, con dignidad, a la espera de que el ánimo lo volviera a habitar.

El descanso le vino de cine. Algo sucedió en el vestuario para que, ya de salida, el Athletic se desatara como en sus mejores días. Sancet cabeceó el empate de primeras. Estaba ya en el campo Unai Gómez, la 'galerna de Bermeo'.
Un zurdo de lujo capaz de inclinar el campo hacia la portería de Iñaki Peña.

Cuando Iñaki Williams bajó por la escalera hasta pisar hierba firme, el temporal arreció en la Catedral. El Barcelona cedía. A veces salía. Hasta que terminó de hacerlo a medida que Valverde iba refrescando el equipo en pos de la refriega. Villalibre, De Marcos, Herrera. La prórroga como promesa de la clasificación.

Un Athletic desatado. Tan superior a su rival, que los 'culés', débiles en su debilidad, se agarraban a las camisetas zurigorris como niños enganchándose a la parte trasera del camión de la gaseosa. He ahí la impotencia de un equipo sometido por la 'sociedad de la selva'. Donde no hay más ley que 'la del más fuerte'.

San Mamés, que estaba viviendo una de sus noches mágicas, levitó a coro cuando, tras un robo de Jauregizar, Iñaki, recibiendo un pase de lujo del 'búfalo', recogió su remate al palo largo para empujar la pelota a la red. San Mamés perdió el sentido en favor del sentimiento, arrastrado por un vendaval de nombre 'Sancet', prodigio navarro que se marcaba carreras de 60 metros a punto del fin de la partida.

Un pase a semifinales que selló Nico Williams con un golpeó delicioso sirviéndose del empeine exterior de su pie derecho. "Athletic, no eres perfecto, mas te acercas a lo que yo simplemente soñé".

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista