Si Cuadra Fernández la pone botando y Nico Williams la remata, mal tema

Tras el 'trágico duelo' entre béticos y leones, en la Sala de Prensa del Benito Villamarín, turno del técnico visitante, fue el compañero de El Correo, Ortiz de Lazkano, el periodista que con más claridad incidió con su dedo en la llaga: "¿Qué opinión le merece la expulsión de Nico Williams teniendo en cuenta que, en un Real Madrid [vs] SD Almería, el mismo árbitro no expulsó a Vinicius por un motivo similar al que en esta tarde le ha terminado costando la cartulina roja a su futbolista?". Ernesto Valverde, poco dado a mostrar y aparentar enfados con el gremio arbitral, respondió como el que se sacude el polvo de sus sandalias. "La primera tarjeta no era ni falta; la segunda es la que tiene que evitar Nico, pero no me centro en la expulsión"...

Claro, cómo hacerlo, no vaya a ser que Florentino Pérez se enfade y rompa relaciones con su "club de referencia". Claro, también, a ver si alguien aprovecha su malestar para relacionar las bajas de Nico Williams y Vivian con el próximo partido liguero, el FC Barcelona o "Adivina quién viene a jugar esta noche".

Con respecto a disputar toda la segunda parte en inferioridad numérica, Ernesto, denunciando  la inferioridad de su equipo, arroja una toalla que durante el tiempo el juego no le había sido permitido.

"Es verdad que nos ha impedido tener una reacción al ser importante la desventaja de un jugador contra un equipo como el Betis". Y cuando me dispongo a escuchar que "con Nico en el campo todo habría sido distinto", Valverde me desarma antes de darme una bofetada. "La realidad es que once contra once estaban siendo mejores que nosotros".

Inaudito. Brutal. Descorazonador. Txingurri, vidente, adivinador, futurólogo a sueldo del mismo equipo al que auguraba una segunda parte tan mala como la primera. Qué más dará, entonces, volver a saltar al campo con once o con diez; con nueve o con catorce.

Cuando el equipo "no está bien fuera de casa", cuando "no estamos al mismo nivel", cuando "el ritmo de juego no es el que nos interesa", la labor del árbitro pasa a un séptimo plano así que expulse a Nico Williams aplicando una ley que en el Bernabéu se transformó en cobardía cuando su mirada y la de Vinícius se cruzaron.

Valverde, por enésima vez, opta por liberar a un juez 'prevaricador' y 'crucificar' a uno de sus leones. Miserias que trae consigo el 'gure estiloa'. Desde fuera le llegan los cantos de sirena que no se atreve a imitar. Gabriel Rufián, el dardo en la palabra y sin tapujos; cuando el miedo a posibles represalias no cohíbe; breve, escueto, claro y sencillo: "Mismo árbitro, misma acción, diferente escudo".

Venga, Ernesto, dilo, anímate, que sí, verás como no pasa nada. Aún siendo clamorosa verdad lo que Gabriel Rufián sin dañar señala, ni Ernesto Valverde, ni Mikel González, ni Jon Uriarte Uranga, ni el 'gudari' de Laguardia. No vaya a ser que... Qué es eso que podría ser ¡Qué sé yo lo que podría ser!

Quizás nada. O todo tal vez. Siendo "amarga la verdad", convendría "echarla de la boca". Calla, una vez más, el Athletic ante el enésimo atropello "prometedor". Como si a Valverde le diera pereza sacar a colación una minucia. Como si fuera más elegante dar por perdido un partido luego de una penosa primera mitad. "Nunca segundas partes fueron buenas". Ni con once ni con diez. Para qué arriesgar en una pelea que Txingurri daba por perdida.

"Coge el dinero y corre". El título de la película de Woody Allen con la que más me he reído. Un ladrón asaltando un banco con una pistola de jabón que el agua deshace. Desde su casa, enmascarados, sus padres confiesan toda su vergüenza. Y mientras yo me río, en un lugar, de cuyo nombre no quiero acordarme, hay alguien que "coge el dinero y corre". O corre en busca del dinero que tras su proceder honrado cree haberse merecido.

Tod@s, alguna vez, y de diversas maneras. "Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; al torpe hace discreto y hombre de respetar". "ZUBEROA". El precioso doble LP de Benito Lertxundi que me compré con la primera prima tras aquel partido ganado como jugador del Club Portugalete.

Cuando no había VAR, sino 'AMBIGU'. Cuando no usaba espinilleras y el fútbol era puro, bello, mágico. Un 'juego curativo' que el paso del tiempo ha ido pervirtiendo hasta llegar a tal punto que está dejando de merecer la pena.

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista