Sobre Iker Muniain, capitán que dirá adiós al Athletic Club al final de esta temporada en curso, sabe mucho Joaquín Caparrós, el técnico de Utrera que le dio la alternativa europea en San Mamés ante un equipo suizo siendo un verdadero niño prodigio. La llegada del pequeño genio de la Txantrea fue como un terremoto para la escuadra vasca, que venía del horroroso 'Bienio Negro'. Fue un electroshock, como cuando aparecieron otros grandes leones de la entidad rojiblanca del tipo de Fidel Uriarte, Julen Guerrero o Joseba Etxeberria, 'El Gallo' de Elgoibar, que le definió como "nuestro Leo Messi", entre otros más.
Un crío, entonces con 16 años de edad, tiraba de un equipo que acababa de pasar dos tragos duros al borde del descenso, eliminaba rivales y batía récords a cada partido que jugaba y con cada cosa que hacía. Fue uno de los detalles del cambio de rumbo en un Athletic al que Joaquín Caparrós ya había enfilado por la senda correcta llevándole a la final de la Copa del Rey 2009 tras un recordada semifinal ante el Sevilla con el celebérrimo 'rabo' de José María Del Nido.
Pinta que el futuro de Iker Muniain pasa por seguir jugando lejos de Bilbao y de LALIGA, donde aparte de minutos aún tendrá un buen caché económico
Tanta como facilidad tenía para ir deshaciéndose con balón de los rivales que le iban llegando. Al primero y al segundo siempre les superaba y al tercero muchas veces. Era un Iker eléctrico y casi imparable al que le frenaba un tanto un golpeo de balón muy alejado de su conducción y atrevimiento. Un golpeo que fue mejorando, casi imperceptiblemente, hasta que, en el tramo final ya de su carrera en Bilbao, con Gaizka Garitano y Marcelino García Toral, se hinchó a dar asistencias a balón parado.
A Iker Muniain le cambiaron la carrera y su perfil como futbolista dos graves lesiones de rodilla, una en cada pierna. Dos averías en los ligamentos cruzados que le obligaron a desentrañar el fútbol ya más como director de juego que como estilete desequilibrador de contrarios.
Las palabras de Jokin Caparrós sobre el último Iker Muniain en Bilbao
En la emisora Onda Vasca, este mismo miércoles el técnico sevillano ha contado que "Iker es una persona querida que entró muy joven empapándose de lo que fue el Athletic Club. Llevar el brazalete de capitán equivale a muchos años que sientes lo que es el escudo y esa camiseta. Respetaba a los compañeros y los técnicos, nunca le vi un mal gesto ni una mala palabra. Esto es lo que le ha llevado a ser quién es", aseveraba el de Utrera sobre su querido pupilo.