10 años sin Hoss Iragorri, Million Dollar Baby

Fue viendo por enésima vez 'Million Dolar, Baby' en el homenaje que Movistar está rindiendo día y noche a Clint Eastwood. Frankie, Maggie. El entrenador de boxeo que tiene su propio gimnasio y la chica que quiere ser boxeadora a costa de todo. Ella ha escogido el camino más espinoso para convertirse en deportista de élite. El, arisco, termina cediendo ante el ímpetu de la peleadora. Desde el inicio de la historia, a mi memoria llegan como en tropel aquellas concentraciones previas a nuestros partidos de 'San Informando' en el campo de la Uni de Leioa.

Jaime Ugarte [Mattioli], Lolo Piñeiro, Jose Iragorri. Entrenador y sparring, boxeador heterodoxo, comentarista. Ese es el orden. Como en el fútbol, una vez que empieza la pelea, los papeles van cambiando, el sistema se altera, hasta terminar cada uno haciendo la guerra por su cuenta. Cuando la realidad de la película supera la ficción de aquellos combates que nos montábamos en las esquinas de los pasillos.

Como cuando en casa nos reuníamos ante el televisor para ver pelear a Urtain. Esa contradicción que me atrapa cuando veo a los boxeadores soltar puños intentando dañar sin pretenderlo. Repulsa. Miedo. Atracción fatal. Rito atávico que el ser humano no esquiva. Cuando da, es como si el diera. Cuando recibe, como si le pegaran.

Veo a Frankie y Maggie y es como si estuviera en esa esquina de la Uni viendo a Mattioli y Hoss.

El boxeador. El que por entonces ya todo lo contaba. Estoy ante la tele y en aquella esquina. Tapo la hemorragia que casi a borbotones. La ceja, que cuando se abre resulta aparatosa. Vaselina para la cura. Que lo a cosa no vaya a más. Jaime Ugarte, Jose Iragorri. Kuitxi asiste al rito sagrado del ring, ese altar en el que se ofrendan puñetazos a los dioses. Qué se calmen. Que nos dejen vivir. Que se termine pronto el combate

Cada una en su rincón. Aprovecho el descanso entre asaltos para abrir la ventana y volar tumbado en mi cama hasta el Campus de Leioa. Quiero estar con Mattioli y Hoss. Preguntarles por la suerte del combate y de sus vidas. Es duro, Jaime, le digo, pero no puedo evitar desear el golpe definitivo de Maggie, que tire a su rival a la loma. Y tú, Hoss, cómo así haber cambiado el campo de fútbol por el ring.

Les dejo un rato y me acerco al lugar donde estaba el campo de ceniza. Donde, vistiendo la camiseta del Ajax, le pegábamos duro a los rivales. Ahora que todo es hierba. Con el laser escruto hasta alcanzar el tartán, la ceniza donde nos batíamos. Sin piedad.

Es Hoss, que nos arenga. Quiere que goleemos pronto para abrir su propia 'ventana' y saltar a disfrutar de los últimos minutos. Es el míster. Dejó el fútbol cuando aquella lesión en las cervicales. Frankie y Maggie. Gritos en gaélico. Me tienta enviarle un mensaje a Mattioli y otro a Hoss. No procede.

De tanto llover briznas sobre la ceniza del campo, el césped es de hierba natural. Paseo por él como hacíamos antes de los partidos. Para reconocer el suelo y soltar la tensión acumulada de tanto ver pelear a Maggie. Frankie, que es Hoss, y también Jose Iragorri, mira y no se lo cree, un golpe sucio a su boxeadora. Qué cae, fatídicamente. Las cervicales de ella son las mismas cervicales que jugando  en el Getxo él se dañó de manera irremediable.

10 años sin Jose Iragorri ya

Hoss y Mattioli deliberan. La vida debe seguir. Porque si nos detenemos nos sacará ventaja.

Luego será tarde. Maggie. Aparto la mirada. El gimnasio está vacío. Lloro. Me tienta llamarle a Jaime y preguntarle, Por qué. El Campo de Leioa está vacío. Hoss y Mattioli se han ido al bar 'de la Viuda' a tomarse una cerveza con limón y una ración "de tortilla en vaso", como decía Tiri. "Nos vemos luego", me han dicho.

Me acerco a recoger el título de Ciencias de la Información, sección Periodismo, que tenía reservado desde 1982. Carmen Peñafiel no está. Qué pena. Cargo con el rollo. Salgo a la calle. La peli ha terminado. Mattioli y Hoss se han ido con la fiesta a otra parte.

Cosas de hombres. Para ellos, Kuitxi será siempre un niño que cuando se enfada suelta un taco, "Jopelines". Jaime Ugarte y Jose Iragorri se vuelven a reunir coincidiendo con el décimo aniversario del combate de sus vidas.

. Por Kuitxi Pérez García, compañero de promoción de Periodismo de Jose Iragorri