"Es una constante con Osasuna en San Mamés, hacemos ocasiones y llegamos, pero ellos sacan partido y al final hemos caído". Como si esta escueta visión del partido la tuviera interiorizada Ernesto Valverde, míster del Athletic Club antes del inicio del encuentro. El miedo en el cuerpo. Un temor que se transmite. Vicente Moreno, en cambio, afrontaba la eliminatoria convencido, casi, de que Osasuna tenía serios argumentos de apear al vigente campeón de Copa. Ya lo habían hecho los 'rojillos' a las órdenes de Jagoba Arrasate. Por qué no, nosotros. Querer. Creer. Poder. Mucho que ganar.
Empezando por meterle al Athletic el miedo en el cuerpo. O a Valverde. Ya de entrada. Mal asunto. Tajonar y Lezama. El Sadar y San Mamés. Nafarroa. El peso que tiene Oihan Sancet. Sin él, las transiciones del Athletic no provocan pánico en sus rivales. Su verticalidad. Ese ir rompiendo líneas para crear superioridades. Tan acostumbrados a él.
De la ausencia y de ti. Porque sin ti, Oihan, era sabido que Vicente Moreno llegaba a San Mamés a vencer, a meterse en cuartos. Ya lo hizo en el año anterior a la Gabarra. Si entonces, al límite, en este 2025, como si Osasuna saltara a un verde ya 'asaltado'.
Porque en sus filas, cuña de la misma madera, Jesús Areso. El tormento de Nico Williams y Yuri Berchiche. Y del Athletic. Y de Valverde. Y de tod@s l@s que asistíamos a sus tremendas galopadas. Impresionante. Incansable. Dañino. Todo con saña. Como si de Lezama se hubiera ido debiéndole dinero el Athletic. Se suma al ataque. En compañía o en solitario.
Fue Moncayola, en esta ocasión, el compañero que necesitó para ponerle a Aimar Oroz un pase mortal de necesidad. Era la primera vez que Agirrezabala veía cómo la pelota le llegaba a sus dominios. Esa parcela imposible a la que se dio en llamar "escuadra del palo corto". Un remate. Un gol. Algo al alcance de los equipos grandes. Una grandeza que Vicente Moreno le había pedido prestada al Athletic. O robada.
Del mismo modo que fue capaz de contagiar un nerviosismo en la zaga zurigorri. Aitor Paredes [Ay, si hubiera sido Unai Núñez!] fue la víctima necesaria para que el poder de Vicente Moreno fuera capaz de imponer en suelo ajeno la Ley de Murphy. "Cuando una cesión ciega e inoportuna obliga al portero a abandonar su meta en busca de un sueño llamado pesadilla". Budimir. Quién, si no. Demasiado castigo [0 - 2] para un equipo valiente en ataque, pero permisivo e inocente a la hora de impedir un daño que no se presumía.
Fue la conexión entre hermanos Williams lo que le permitió al Athletic encarar el segundo acto con ganas de quitarle al señor Vicente Moreno lo que creía suyo. ¡Qué descaro el de este hombre! Como el de Jauregizar. Esta vez, sí. Colosal. Omnipresente.
A la altura de Óscar de Marcos. Trece años después, el 'Gudari' de la 'Popu', que estaba de 'Guardia', surgió de una nada aparente para resucitar al loco Bielsa con un gol de bandera.
Eliminatoria igualada en San Mamés...
El Athletic era una 'galerna' posibilitada por el soplo de Jauregizar. Lo había dicho Vicente Moreno, sin embargo. Escrito en un papelito se lo había pasado a Rubén García. Un futbolista de maneras torpes. Llega al vértice del área. Maneja la pelota con la pierna, con el pie, con su bota izquierda. Tan pobre en sus maneras, que la zaga del Athletic permanece a la espera de un tropiezo que le permita recuperar la posesión. Se quita el balón de encima con un chut deficiente, peor que la carne del pescuezo.
Y he aquí que el defecto se convierte en virtud. Como si el cuero buscara amparo en los cálidos guantes de Agirrezabala. No quería la noche que el Athletic de Valverde tuviera poder. Que fuera Vicente Moreno con el destino de Osasuna a cuestas. Necesitaba un 'colaborador necesario'.
Involuntario proceder el del guardameta del Athletic. Esa portería de Iribar que tantos quebraderos de cabeza le causa a Ernesto Valverde. Julen no lo quiere. Es la pelota. Manejada a distancia por la voluntad de Vicente Moreno. En tierra de nadie. La peor de las situaciones.
Cuando Budimir entra en escena. Juguetea con el balón, al mismo tiempo que lo hace con el portero. "Gato con guantes no caza" balones. Burlado. Como el Athletic. Como Valverde. Como tod@s l@s que nos aferrábamos al clavo de ese hierro ardiente que nos esperaba en la Gabarra. Como si fuera un mal sueño previo al de cada noche. Despertaré. Despertaremos. "No te mueras, Athletic. Pero el Athletic, ay, siguió muriendo".
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista
Se sabía que los que podían marcar eran Oroz y sobre todo Budimir. Que pasó, PLENO. Hombre el Barça o el Madrid, cualquiera te puede marcar. Pero el Osasuna....... .