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El Athletic de Valverde y la metáfora del esfuerzo inútil e incesante 

Grito desesperado de Gorka Guruzeta ante el Leganés en San Mamés (Foto: Athletic Club).
Kuitxi Pérez García

"Es un equipo al que lo tienes que defender en pocos espacios, cerca de tu área". Una de las perlas que Borja Jiménez desgranó en la sala de prensa 'Jose Iragorri' tras el punto que arrancó al Athletic Club en San Mamés, el estadio de sus sueños cumplidos. Así fue. Tal cual. Colgados del balcón de su área. Convirtiendo el partido en una lucha a librar en un campo cuyas medidas habían sido reducidas hasta clavarse en 30 x 68. Así se lo había propuesto a Valverde. Ernesto no tuvo otra. El reglamento lo validaba.

Cómo reaccionaría el Universo Athletizale si Txingurri fuera por esos campos de un dios que no existe representando semejante propuesta. Recién volteada la primera vuelta, al liviano técnico del CD Leganés así le va. Afamado por haber asaltado al Barça en Montjuic [0-1] a mediados de diciembre de 2024.

Y, sobre todo, por haberse cargado [1-0] al Atlético de Madrid de Simeone una semana antes de rendirle visita a su 'Catedral sagrada'. Dicen que cuenta con buenos jugadores. Tácticamente, muy trabajado. Estilo definido que vino a exhibir en la pasarela del 'botxo'. Una forma de interpretar el fútbol propia de un equipo menor.

Ernesto Valverde llega para el partido ante el Leganés en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Regresa a Madrid reforzado, sin embargo. Inflado por tanto elogio. Como si le hubiera competido a un equipo con el que se codea en la tabla clasificatoria. Reparo en ella y me encuentro con este ultimo competidor del Athletic [23] puntos, tres por encima de la salvación que marca el Deportivo Alavés [20], los mismos que atesora el RCD Espanyol [20], en puestos de descenso los 'pericos'.

Demasiado jabón para un entrenador convencido de que su propuesta es garantía de permanencia.

Tercer equipo, de los cuatro primeros, al que ha sido capaz de dañar. Su hazaña, sin embargo, podría ser la del moribundo que quiere morir matando. Tras el [0-0], el Athletic sigue asentado en cuarta posición, sin haber cedido ni un ápice ante el Villarreal de Marcelino: 40 vs 34.

La exigencia que hay con este Athletic de Valverde...

Así y todo, que este Athletic no sea capaz de marcar en San Mamés se vive como un fracaso, como si el gol estuviera firmado bajo la última nota del 'rock and roll'. Gente de mirada corta. Descreída. Doler, duele, claro que duele. Como si solo Ernesto Valverde supiera que "nacen entre espinas flores"...

El central Yeray Álvarez en acción ante el Leganés en San Mamés (Foto: Athletic Club).

El partido nos enseñó sin rubor sus cartas, "Esto es lo que hay, si no les gusta la defensa del Leganés ni el ataque del Athletic, hagan como si mirasen a otro lado". Cuando todo eran ataques del Athletic saldados con llegadas, disparos, remates, despejes de cabeza y saques de esquina, todo ello infructuoso, mi cabeza se venció hacia la izquierda.

Allí, como si Tiziano quisiera que comprendiera, entre un soberbio juego de luces y sombras, Sisifo se me mostraba. El del mito que atrapó la atención de Albert Camus como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del ser humano en una existencia sin sentido. Descendido al Hades. Casi desnudo. Acarreando en sus hombros un peñasco gigante.

Quién no lo sabe. Empujar perpetuamente la enorme piedra  montaña arriba hasta la cima, solo para que volviera a caer rodando hasta el valle desde donde recogerla para empujarla otra vez hasta la cumbre. Y así hasta esa eternidad que para el universo Athletic estaba datada al final de los tiempos que iba midiendo Hernández Hernández. Entre lo que sucedía en el verde de San Mamés y la imagen infernal de Sisifo fui intercambiando atenciones. Porque de lo que al Athletic le sucedía me hablaba un mito que la parroquia se resistía a aceptar...

Toque de Oihan Sancet en el empate ante el CD Leganés en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Que lo que veían era la metáfora del esfuerzo inútil e incesante de los leones. Filosofía del absurdo. Ataques intensos e insignificantes que no tenían más valor de lo que aparentaban. Su Athletic les parecía absurdo. Absurda, también, su sensibilidad. Inconsciente de la completa inutilidad de sus ofensivas. L@s aficionad@s se confrontan en todo momento a la incomprensión.

Cantidad sin calidad es lo que da sentido al juego del Athletic, en eterna confrontación con lo absurdo de atacar sin gol. En su ensayo, Albert Camus imaginaba a un Sisifo feliz porque, aún sin ojos, era consciente de lo que había en el fondo del valle. Al final de la refriega de San Mamés, uno debe imaginar al Athletic feliz porque la lucha de sí mismo hacia las alturas es suficiente para llenar el corazón de todos los que lo amamos.

• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista

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  1. Jabi

    Otro arte y ensayo insufrible de Rafael Delagueto, maaadre mía