Simeone pone al Atlético en su sitio; Falcao se pierde en el suyo
Corría el minuto 24' en el Metropolitano. El Atlético de Madrid ganaba 2-0 ante un Mónaco que más que un equipo, parecía un grupo de amigos. El primer gol había dejado a Henry con cara de incredulidad, cuando un disparo de Koke tocaba en un defensa y acaba en la red. En el segundo, el cuadro rojiblanco exhibía una superioridad que incluso asustaba: tocaba, jugaba a su gusto, Correa dejaba a los adversarios en el suelo y Griezmann hacía el 2-0. Demasiado fácil.
Olía a goleada. El Mónaco llegaba con una plaga de lesionados, en posiciones de descenso en la Ligue 1 y para colmo, Henry dejaba a Falcao en el banquillo. Los chavales que lucían le elástica negra no parecían saber qué hacer para calmar a los de Simeone. Porque el Atlético, a todo esto, ganaba 2-0 en tercera, sin necesidad de meter una marcha más y con Griezmann dando taconazos por el campo. La confianza era incluso excesiva, aunque la imagen del rival invitaba a ello.
El partido cambió por completo tras el paso por vestuarios, con el Mónaco dando un paso adelante, la entrada de Falcao y un Savic empeñado en dar emoción al tramo final. El montenegrino lo intentó, pero se quedó en amago. Un codazo en el área contraria que pudo costarle la expulsión y acabó en amarilla. Y un rato después, una mano en área propia que le costó la segunda cartulina, la expulsión y un penalti para el Mónaco con diez minutos por delante y la opción de ponerse 2-1 con un jugador más. Radamel Falcao, viejo amigo, lo mandó fuera. Y todavía tuvo algunos acercamientos el cuadro francés, neutralizados con la calma diaria de Oblak.
El Atlético, así pues, está en octavos. Otra vez, por quinta vez en los seis últimos años, todos de la mano de Simeone. Y el año que cayó en fase de grupos, acabó ganando la Europa League. El Cholo se ha encargado de poner las cosas en su sitio, un sitio en que hasta hace apenas siete años no estaba acostumbrado a estar. Ahora le toca luchar por una primera posición que se antoja complicada, pero no imposible. Pero el primer objetivo del curso está hecho: avanzar en Champions. Tan fácil ahora, tan celebrado años atrás.
Una clasificación y un equipo en el que, curiosamente, se sigue echando en falta un '9'. A la espera de Diego Costa, el '9' este miércoles estaba en frente, con Falcao dándole un aire completamente distinto al Mónaco. Homenaje previo, ovación con su entrada al campo y despedida final. Mientras el Atlético ha encontrado su sitio de la mano de Simeone, Falcao se pierde en un equipo que deambula por Francia y Europa.