Un FRACASO. En mayúsculas, para darle mayor importancia a lo que ha cosechado el Atlético de Madrid este miércoles ante el Girona. El cuadro rojiblanco fue emparejado en octavos de final ante un rival a priori menor, aunque con una extraña maldición: nunca le ha ganado. Una eliminatoria después, sigue sin hacerlo. Tampoco conoce la victoria el Girona, que con dos empates y una efectividad altísima en el Metropolitano se ha bastado para meterse en cuartos de final de la Copa del Rey por primera vez en su historia.
Ese fracaso colchonero deja a algunos señalados. Uno de los que más ha sido criticado es Antonio Adán, que ha encajado cuatro goles en sus dos primeros partidos serios con la camiseta del Atlético. En la ida cantó en el gol del Girona, aunque lo cierto es que en la vuelta no tuvo demasiada culpa en ninguno de los tres goles. Pero el dato no le avala: el Girona disparó tres veces a puerta y los tres acabaron en la red.
El problema no es Adán, es Oblak. Tener al mejor portero del mundo y dejarlo en el banquillo es difícil de superar para cualquier equipo, aunque también se entiende desde el punto de vista del entrenador que el portero suplente necesita tener alguna motivación en el club. La motivación de Adán ha durado cuatro partidos, con un pobre bagaje de dos victorias ante el Sant Andreu, de Tercera División, y dos empates ante el Girona.
Resulta curioso, echando la vista atrás, comprobar la relación entre los porteros y las participaciones del Atlético de Madrid en la Copa del Rey. De la mano de Simeone, el único curso en que acabó logrando el título fue precisamente con Courtois bajo palos. El año pasado, Moyá ya quedó señalado en la eliminación ante el Sevilla, mientras que ahora Adán está en el ojo del huracán.
Con Oblak en el banquillo toda la eliminatoria, el segundo problema llega al prescindir del mejor jugador del campo durante 90 de los 180 minutos. En la ida, Griezmann estuvo una hora sobre el césped y marcó un golazo en los primeros minutos. En la vuelta, Griezmann jugó media hora y le bastó para dar una asistencia a Correa y marcar un golazo que, durante cuatro minutos, clasificó al Atlético de forma heroica. Difícil hacer más en menos tiempo.
Y el Atlético de Madrid, con todo esto, está eliminado de la Copa del Rey. Probablemente, la competición más factible para acabar la temporada en Neptuno. La afición no tiene otra que aferrarse a la competitividad del equipo en LaLiga Santander y, por qué no, soñar con una Champions donde la Juventus exigirá lo mejor de todos: Simeone, Griezmann, Oblak y hasta los utilleros.