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El inicio de un goleador y el fin de la pesadilla amarilla

Miguel Ángel Moreno

Madrid, 24 feb .- El triunfo por 2-0 del Atlético de Madrid ante el Villarreal dio inicio a la cuenta como goleador rojiblanco de Álvaro Morata y supuso el fin de la pesadilla que ha supuesto el conjunto amarillo, al que el Atlético llevaba siete partidos sin ser capaz de ganar y no lo hacía como local desde la temporada 2013-14.

El 2-0 logrado con los goles de Álvaro Morata en la primera media hora de partido y de Saúl Ñíguez en las postrimerías del encuentro rompieron el mal fario del Atlético ante un rival al que no ganaba desde abril de 2015, cuando se impuso por 0-1 en El Madrigal con gol de Fernando Torres.

De las últimas cuatro visitas del Villarreal al Atlético, el conjunto castellonense había logrado dos triunfos (0-1 en abril de 2017 y 0-1 en diciembre de 2014) y dos empates (1-1 en el año pasado y 0-0 en febrero de 2016); y la última victoria rojiblanca como local databa de la temporada 2013-14, la del último título liguero rojiblanco, 1-0 con gol de Raúl Garcia.

Los precedentes, unidos a la previsible resaca rojiblanca tras el triunfo contra el Juventus italiano en la Liga de Campeones (2-0), ya que el Villarreal rotó a varios jugadores en el partido de Liga Europa contra el Sporting de Portugal (1-1) conferían al encuentro un mayor nivel de peligro del que podía dar a entender la situación clasificatoria de ambos conjuntos.

Pero en la tarde del Wanda Metropolitano emergió, por fin, su nuevo goleador, que había visto cómo sus anteriores goles, ante el Real Madrid y el Juventus, habían sido invalidados por el videoarbitraje, el primero por fuera de juego y el segundo por falta previa al tanto.

En su cuarta titularidad de rojiblanco, el '22' del Atlético comenzó marcando sin premio, en una jugada en la que estaba en fuera de juego en la que volvió a demostrar que está fino en la finalización con un bonito remate cuando la jugada estaba invalidada.

Quince minutos después tuvo su opción en un saque de esquina ensayado. El francés Antoine Griezmann bombeó el balón para Saúl Ñíguez, que colgó el esférico hacia el corazón del área, donde entre varias piernas remató Morata, pero el meta Sergio Asenjo tocó el balón para enviar el balón a saque de esquina.

En plena avalancha rojiblanca, llegó el premio de Morata en una jugada largamente trabajada por el Atlético, que nació en el brasileño Filipe Luis, incluyó ocho pases, entre ellos uno al portero esloveno Jan Oblak, progresó por la banda derecha de la mano de Griezmann, y acabó en la izquierda, de nuevo para Filipe.

El centro del brasileño desde la parte izquierda del área y hacia atrás fue conectado con el pie izquierdo del punta madrileño para hacer el 1-0, su primer gol como delantero rojiblanco, el primero que logró celebrar sin epílogo que truncara su alegría.

El mismo Morata hizo chanza de la circunstancia que le persiguió en sus anteriores goles llevándose la mano al oído, el gesto que hacen los árbitros cuando escuchan a sus compañeros del vídeo.

Tras el descanso, el punta madrileño volvió a buscar fortuna y reclamó penalti en una internada en el área en la que recibió un manotazo del defensor argentino Ramiro Funes Mori, pero ni el árbitro Undiano Mallenco ni sus compañeros de la sala de videoarbitraje vieron nada punible en esa acción.

Se marchó Morata después de haber peleado durante 57 minutos para dar paso a Diego Costa, cuya reaparición sigue teniendo los minutos tasados, después de haber sido titular en la Liga de Campeones, ahora le tocaba esperar en el banquillo. De goleador a goleador, se saludaron y desearon suerte.

No tardó ni cinco minutos el hispanobrasileño en intentar plantarse ante el portero rival, pero Funes Mori le detuvo en su primer intento. El segundo llegó poco después, pero entre Álvaro y Asenjo enviaron a saque de esquina su tentativa, un disparo que de no tener dos meses de lesión a sus espaldas, habría ido dentro, como ya se vio en el duelo ante el Juventus. También lo probó desde fuera el de Lagarto (Brasil), y Asenjo respondió con una palomita.

El 1-0 hacía revivir viejos fantasmas de remontadas amarillas en feudo rojiblanco, y el Villarreal se fue arriba. Gerard Moreno, ingresado en lugar del colombiano Carlos Bacca, dio un aviso, pero Saúl Ñíguez neutralizó sus intentos con el segundo tanto, elevando el balón por encima de la salida de Sergio Asenjo, para cerrar el encuentro y dar carpetazo a la pesadilla amarilla.

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