Reaccionar está muy bien, pero no regalar medio partido es mejor

Del partido a partido al empate a empate, y van seis. El Atlético de Madrid volvió a sumar de uno en uno, esta vez ante el Sevilla FC en un partido vibrante y con polémica final. No generó nada en el primer tiempo, lo cual no es noticia, y realizó una gran segunda mitad. Que está muy bien, claro, pero si regalas en cada uno de los partidos 45 minutos lo único que puedes hacer es mejorar en los siguientes.

Para ser justos, el primer tiempo acabó con 1-0 en el marcador sin que el Sevilla hiciera gran cosa (tampoco el Atlético). Le bastó una gran jugada ensayada con la firma de Julen Lopetegui para que Franco Vázquez, tras una falta cometida por Renan Lodi, desatara el delirio en Nervión. Un disparo de Koke, algún reverso de Correa y mil fallos de Morata protagonizaron la primera parte del Atlético de Madrid.

El Atlético de Madrid reaccionó en la segunda

De la táctica de la primera parte se pasó a la locura de la segunda. El Atlético dio un paso adelante con Diego Costa y Arias en el campo, cambio determinante el del colombiano porque todo llegó por su banda. Se animó a atacar y generó ocasiones suficientes como para voltear el partido, aunque también dejó espacios atrás. No le quedaba otra.

Marcó Diego Costa, esta vez determinante en el juego pero aciago de cara a puerta. Se lo anuló el VAR después de haberlo celebrado con rabia, mucha rabia. El gol del empate fue obra de Morata, que sigue en racha, pero el protagonista poco después volvió a ser Diego Costa: se encargó de lanzar un penalti cometido sobre Koke... y lo falló.

Y aún tuvieron otra entre Diego Costa y Morata en el descuento, pero González González se asustó y no quiso saber nada de una jugada en la que pasó de todo. Acabó 1-1 como podía haber acabado 2-1 o 1-2. El Atlético de Madrid se fue con esa sensación agridulce final de haber reaccionado tras el descanso, sin saber por qué había tirado otra vez la primera parte. Ay, si jugara siempre los partidos completos...