El Atlético de Madrid afronta la semana post-derbi madrileño sexto en LaLiga y fuera de los puestos de la Liga de Campeones, una situación insólita en las siete temporadas en las que el argentino Diego Pablo Simeone ha entrenado al equipo desde el inicio de curso y un riesgo económico para la entidad.
La derrota por 1-0 ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu genera a los rojiblancos tres puntos de desventaja con el Sevilla, el club que marca a día de hoy la cuarta plaza, última que da acceso a la máxima competición europea de clubes y les pone en una perspectiva inusual en las últimas siete campañas.
Nunca en este periodo, el que lleva Simeone comenzando cada campaña al frente del banquillo rojiblanco, el Atlético había estado fuera de los cuatro puestos que permiten clasificarse a la Champions durante una segunda vuelta liguera.
Dejando a un lado esa primera media campaña de la 2011-12, en la que el técnico argentino asumió los mandos en diciembre de 2011 de un conjunto que marchaba décimo de la Liga en la jornada 18 y acabó la temporada quinto, además de campeón de la Liga Europa (3-0 al Athletic de Bilbao en la final de Bucarest), el Atlético de Simeone siempre ha transitado la segunda vuelta en zona Champions.
Así ocurrió en su primer curso completo, el 2012-13, en el que se ubicó en esa zona en la segunda jornada tras ganar 4-0 al Athletic, y se mantuvo en ella todo el curso: segundo clasificado de la tercera a la vigésimo sexta fecha, y tercero desde la siguiente jornada hasta el final. En esa campaña fue campeón de Copa.
En la temporada 2013-14, la del último título liguero rojiblanco, estuvo todo el curso en el podio liguero, como segundo casi toda la primera vuelta y como líder las últimas ocho jornadas, aunque con una diferencia escasísima que le llevó a proclamarse vencedor del campeonato en la última fecha con un empate 1-1 en el Camp Nou, y días después perdió la final de Champions con el Real Madrid.
El siguiente curso, fue tercero o cuarto desde la décima jornada para acabar en el podio; en la 2015-16 fue segundo desde la duodécima fecha hasta la antepenúltima y acabó tercero; en la 2016-17 arrancó con altibajos, pero en la jornada 17 se estabilizó en el cuarto puesto y terminó tercero; en la 2017-18 mantuvo el segundo lugar de la decimosexta jornada al final; y el curso pasado hizo algo similar, tomando el segundo puesto en la jornada 17 hasta el final, excepto cuando fue derrotado en el derbi madrileño (1-3).
En ninguna de las campañas anteriormente reseñadas estuvo fuera de los cuatro primeros puestos a partir del ecuador de la temporada. Podía haber tenido arranques más o menos irregulares, pero para esta época del año ya había enderezado un camino que le situara, al menos, en las plazas de 'Champions'.
No es el caso en esta temporada, en la que se ha visto en nueve de las 22 jornadas fuera de esa zona de privilegio, menos aún en la recientemente estrenada segunda vuelta, en la que ha encadenado dos fechas en esa situación: quinto tras el empate 0-0 en casa ante el Leganés, y sexto tras caer por 1-0 en el Santiago Bernabéu.
La sola posibilidad de que la próxima temporada no suene el himno de la Champions en el Wanda Metropolitano estremece a cualquier seguidor rojiblanco y preocupa tanto a la plantilla como al cuerpo técnico.
"Claro que hay preocupación y hay ocupación para trabajar y para que cambie la situación. Tenemos un plantel con alguna baja que seguramente de a poco irán regresando al equipo y eso nos dará la posibilidad también de seguir compitiendo en las competencias que nos quedan, tanto en la Liga como en la 'Champions'", declaró Simeone tras la derrota en el Bernabéu.
Una preocupación y ocupación que probablemente se extienda a la planta noble, ya que la Liga de Campeones se ha convertido en los últimos años en un elemento principal del cuadro de ingresos del Atlético, que en sus últimas seis participaciones ha obtenido al menos 341 millones de euros por esta vía.
Según datos oficiales de la UEFA, en la edición de 2013-14, la que acabó con la final perdida en Lisboa (Portugal) contra el Real Madrid, el Atlético percibió 50 millones. La siguiente campaña fueron 43,7 tras la eliminación en cuartos.
El curso de la segunda final perdida con el eterno rival, esta en Milán (Italia), fueron 69,7 millones. En la 2016-17, cuando cayó en semifinales, el Atlético ingresó 60,6 millones; y el siguiente curso percibió 31,7 millones pese a caer en la fase de grupos, sin contar los ingresos por ser campeón de la Liga Europa.
La temporada pasada, tras la eliminación en octavos ante el Juventus italiano, el Atlético consiguió un récord de ingresos gracias al creciente ciclo televisivo de la máxima competición continental que le reportó 85,6 millones, siempre según la información oficial de la UEFA.
Esta campaña, sumando los 15 millones por jugar la fase de grupos, los 2,7 por victoria y 0,9 por empate, y los 9,5 millones por pasar a octavos de final, el conjunto rojiblanco ya ha sumado al menos 33,5 millones por su paso por la Liga de Campeones.
Todo esto sin incluir lo que debe recibir por el coeficiente UEFA, una clasificación en la que el Atlético es cuarto, y lo correspondiente por el mercado televisivo español ('market pool'), de manera que la cantidad final podría superar el doble de esos 33,5 millones, sin contar los 10,5 que podría sumar el Atlético si elimina al vigente campeón, el Liverpool inglés, en octavos.
Una competición, la Liga de Campeones, que puso al Atlético "en el mapa" en palabras de su consejero delegado Miguel Ángel Gil Marín, según dijo en el foro 'World Football Summit' el septiembre pasado, donde expuso que los ingresos del club se han multiplicado por cinco en diez años, de 100 a 500 millones.
No contar con la Champions sería un riesgo importante para las cuentas rojiblancas, de manera que una reacción deportiva del equipo en LaLiga es imprescindible. Sin la Copa del Rey tras la eliminación en León, el duelo contra el Granada, el próximo sábado en el Wanda Metropolitano (21.00), será clave para cambiar esta situación insólita y arriesgada para el conjunto rojiblanco.