En Anfield chocan dos estilos de fútbol. La resistencia del 'Cholo' y el Rock & Roll de Klopp. La defensa de uno y el ataque vertiginoso del otro. A su vez, por las calles de Liverpool confluyen dos músicas. A un lado suena 'Motivos de un sentimiento', de Joaquín Sabina, y al otro cualquier tema de la extensa discografía de los Beatles.
Es imposible abstraerse de los cuatro fabulosos cuando uno aterriza en Liverpool. Hay estatuas, bares que aseguran ser los que ponían las pintas a Lennon, McCartney y compañía, y cientos de atracciones que celebran la música de aquellos chicos.
Liverpool vive en gran parte de lo que originaron los Beatles y sus pilares industriales se sostienen gracias al equipo de fútbol y a la música. Para muchos atléticos, las canciones de Sabina han sido una forma de vida y el propio estilo de vida del cantante una forma de sufrir. Para Sabina, el Atlético era y es una manera de soñar, de palmar, de vencer y de sentir.
Sentimientos que ya estaban en él cuando sin quererlo su música se topó con los Beatles en la anécdota que enlaza la historia de los de Liverpool y la del madrileño.
Era el año 1970 cuando Sabina se encontraba exiliado en Londres. Sus ideas le apartaron de España, de la que huyó previo paso por París, y sus huesos dieron en la capital británica pre Margaret Thatcher.
Comenzó una estancia que le tuvo siete años en Londres y que le hizo trabajar de camarero, tocar en cualquier lugar para ganarse unas libras e incluso llegar a vivir de okupa.
En una de esas frías noches en Londres, Sabina, según relata la biografía 'Perdonen la tristeza', tocaba en el Mexicano-Taverna, uno de los garitos que le daban sustento. Ese lugar era el sitio que había elegido George Harrison para celebrar su cumpleaños.
Sin saberlo ninguno de los dos, Madrid y Liverpool estaban a punto de estrechar sus manos un 25 de febrero de 1974, más de cuarenta años antes de celebrarse este partido.
Harrison, ya en su época post Beatle e inmerso en la grabación de su tercer álbum, quedó satisfecho con la música de Sabina y le otorgó un billete de cinco libras.
Una propina que, según la leyenda, Sabina sigue conservando como un tesoro.
Como harán los más de 2.000 atléticos que han viajado a Liverpool con la entrada del partido si su equipo consigue pasar de ronda. Como los aficionados del Liverpool tienen como oro en paño los billetes del año pasado contra el Barcelona.
Porque por mucho que separe la música de los Beatles y la de Sabina y el juego de Atlético y Liverpool, siempre hay un punto que lo une todo. Como cuando suene el 'You'll Never Walk Alone' esta noche en Anfield y a más de un rojiblanco se le escape el estribillo. Son momentos inevitables.