Anfield, territorio conquistado. Uno más para el Atlético de Madrid. Y uno más para Diego Pablo Simeone, el líder de un equipo que antes de su llegada se acostumbraba a ver partidos como el de Liverpool por televisión. Realizar un 'milagro' como eliminar al campeón de Europa puede ser cuestión de suerte. Realizar dos o tres, como eliminar otras dos veces al FC Barcelona de Messi, quizás no tanto. Pero derrotar a cinco equipos todopoderosos demuestra que, como dice el propio Simeone, "el trabajo paga". Y este Atlético de Madrid es puro trabajo.
En diciembre, cuando el sorteo emparejó al Liverpool con el Atlético de Madrid, todos coincidían: del "lo peor que le podía pasar" al "les van a meter ocho". El equipo de Jürgen Klopp era inexpugnable, sacaba cada vez más puntos al Manchester City en la Premier League, era el actual campeón de Europa y parecía intratable. Entonces apareció Simeone.
Y no, no es suerte. El Atlético de Madrid ganó 1-0 en la ida y el Liverpool no tiró ni una vez a portería. Klopp no entendía el por qué de las celebraciones; no sabía lo que estaba por venir. El cuadro colchonero, en una de esas noches heroicas, aguantó un vendaval de 120 minutos en el duelo de Anfield y se plantó en la prórroga, donde Marcos Llorente se disfrazó de héroe. Hasta le sobraron dos goles en la eliminatoria. Un milagro.
Al igual que el Liverpool parecía (quizás lo sea) el mejor equipo del mundo en 2020, el Bayern de Guardiola tenía una situación similar en 2016. El sorteo emparejó a los dos equipos en semifinales con Milán en el horizonte. Saúl marcó un gol maradoniano y el cuadro colchonero sufrió las continuas acometidas del equipo alemán en el Vicente Calderón. Acabó 1-0, en cualquier caso.
Lo de la vuelta fue un ejercicio de fe. Una ocasión tras otra, un vivir constante en el área propia. Hasta que casi de la nada, en la única que tuvo el equipo, Fernando Torres dejó solo a Antoine Griezmann ante el portero. No falló el francés, que anotó un gol gritado al cielo desde Múnich y desde Madrid que valía medio pase. Otro milagro.
Dos veces ha coincidido en los últimos años el Atlético de Madrid con el Barcelona y dos veces le ha eliminado. La última fue en 2016, cuartos de final. El camino a Milán, como pueden comprobar, no fue sencillo. En la ida, Fernando Torres adelantó a los de Simeone... y vio una doble amarilla cuanto menos polémica a la media hora de juego.
El Atlético sufrió un asedio en inferioridad numérica y acabó perdiendo 2-1. Un resultado que lo dejaba todo abierto para la vuelta, donde el equipo dio una exhibición de intensidad y convicción, sobre todo en la primera mitad, cuando Griezmann puso el 1-0 de cabeza. Ya en el segundo tiempo, el francés anotó el segundo y el Atlético de Madrid acabó avanzando de ronda. El tercer milagro.
Uno de los partidos cumbre del Atlético de Madrid. Semifinales de la Champions League, año 2014. El Chelsea de Mourinho plantó el autobús en el Vicente Calderón en la ida, donde no hubo goles. Quedó todo para la vuelta, donde precisamente Fernando Torres marcó el 1-0... para el Chelsea. Lo de después fue un baño: un gol de Adrián, otro de Diego Costa de penalti y Arda Turan culminando una jugada de ensueño en el tramo final. Ya sabe, milagros.
El momento en el que empezó todo. Simeone vivía su primera eliminatoria de la Champions League ante un coloso europeo. En la ida, Diego Ribas anotó un gol antológico en el Camp Nou. En la vuelta, uno de los partidos más especiales que se recuerda a orillas del Manzanares. Koke marcó en el tramo inicial, David Villa se chocó un par de veces con los palos y luego tocó sufrir, como siempre. Se aguantó el resultado, pasó el Atlético. Y marcó el inicio milagroso de ochos años que, por muchos que algunos quieran tildar de otra manera, no son casualidad.