Diego Pablo Simeone es un experto a la hora de sacar le mejor versión de sus fichajes, los números lo avalan. Es cierto que hay casos como el de Lemar que parecen culpar más al jugador que al propio técnico, que le ha dado cariño y muchas oportunidades. Otros, en cambio, llegaron al Atlético de Madrid con un rol y han acabado teniendo otro completamente distinto, con una transformación a mejor.
Marcos Llorente es el mejor ejemplo. El Atlético de Madrid perdió hace algo más de un año a Rodrigo Hernández, por quien el Manchester City pagó la cláusula de rescisión de 70 millones de euros. La dirección deportiva buscó sustitutos y, como siempre, se gastó mucho menos de lo ingresado. Los señalados, en este caso, fueron Héctor Herrera, que llegó gratis, y un Marcos Llorente que costó 30 millones de euros.
El madrileño llegó con el rol de jugar en el doble pivote, pero sus primeros partidos le dejaron bastante señalado. Algo torpe con la pelota en los pies, con potencia pero sin pausa en un sitio del terreno de juego en el que hay que ser muy frío. No convenció y por momentos desapareció de los planes de Simeone... hasta que el propio técnico se inventó su nuevo papel.
Marcos Llorente pasó de ser un centrocampista defensivo a ser un atacante más. A lo Raúl García, el madrileño se ha acostumbrado en los últimos meses a jugar como segundo delantero o como llegador desde la banda derecha. Ahí ha sacado su mejor versión: velocidad, potencia y gol, mucho gol.
Tocó techo en aquella mágica noche en Anfield y, desde entonces, se ha consolidado como una figura importante en este Atlético de Madrid. Un atacante que se lo deja todo en el campo y que, ante el Betis, volvió a revolucionar el partido. Un fichaje cuyos 30 millones de euros, un año después, parecen casi un regalo.
"Simeone está demostrando saber sacar lo mejor de Marcos Llorente sea en la posición que sea"
✍ La CONTRACRÓNICA del #AtletiRealBetis, por @NachoPerh: https://t.co/NjYQVNVJDA
— ElDesmarque Atleti (@DesmarqueAtleti) October 24, 2020