El Atlético de Madrid se complicó el pase a los octavos de final de la UEFA Champions League al empatar 0-0 en casa contra el Lokomotiv de Moscú ruso, en un monólogo en el que careció de puntería que le obliga a puntuar dentro en una semana contra el campeón de Europa, el Bayern Múnich alemán.
Como ya le ocurrió en Moscú, allí con un juego incluso mejor que el que desplegó esta noche en el Metropolitano, el Atlético no fue capaz de encontrar la llave para abrir el candado ruso, pese a 25 minutos iniciales de acoso en los que Joao Félix tuvo una ocasión clara nada más empezar, Llorente dos, y una para Carrasco y Correa. Todas las tapó el portero ruso-brasileño del Lokomotiv Guilherme.
Después, menos fluido y un punto desesperado, se perdió ante un equipo que ya le ha dejado sin cuatro puntos, los que le podrían haber dejado con el pase a octavos hecho y ahora le obligan a empatar al Bayern -que sí cumplió, ganando al Salzburgo austríaco- y ganar al Red Bull para acceder a la siguiente fase. Un más difícil todavía y un panorama inesperado a inicio de curso.
Sin sus delanteros estrella, el uruguayo Luis Suárez, aislado por coronavirus, y el hispanobrasileño Diego Costa, por una "trombosis venosa profunda espontánea en la pierna derecha" conocida en la misma mañana del encuentro, el Atlético no pudo aprovechar esos primeros 25 minutos, y luego fue pasto de las prisas.
Ganar era una obligación esta noche para el conjuntno rojiblanco -que tampoco contó con el uruguayo Lucas Torreira por coronavirus, ni el mexicano Héctor Herrera, el croata Sime Vrsaljko y Manu Sánchez por lesión, ni tampoco con el francés Geoffrey Kondogbia por no estar inscrito-, y no cumplió ante un rival que rentabilizó la espera parapetado en su portero.
Y eso que los del argentino Diego Simeone se aplicaron con voracidad. Desde el inicio fuernon en tromba, con Joao Félix como director de orquesta, pero desacertado en el chut franco que tuvo a los 3 minutos a pase de Llorente -luego lo lamentaría mucho, conocidos los acontecimientos posteriores- y Ángel Correa como agitador.
El argentino está de dulce. Su capacidad para girarse y correr al espacio es oro para este Atletico que juega más cerca del área rival. De una de esas llegó a línea de fondo para centrar hacia Carrasco, pero su cabezazo lo sacó con la testa Rybus. Luego recibió de una ruptura de Llorente y chutó, pero encontró a Guilherme.
No sería sino la primera de muchas del portero ruso-brasileño, que ya fue un muro en Moscú y repitió en la primera mitad del Metropolitano: sacó otro chut de Llorente tras un córner, uno de 20 metros de Carrasco y luego lo volvió a probar el madrileño con la zurda. Todo lo tapaba el meta del 'Loko', desesperando al Atlético, cuyos intentos a partir de la media hora se volvieron imprecisos.
Aún así, el dominio era incontestable. El conjunto moscovita no presionaba a su rival se encomendaba a las virtudes de su meta y la acumulación de jugadores. Con éxito en la primera mitad, que saldó cumpliendo el plan de no recibir, ya que en ningún momento pensó en proponer, apenas dos tímidos contragolpes previos al descanso.
No mejoró la situación tras el intermedio, con apenas unos apuros de Guilherme para sacar un disparo lejano de Saúl, por lo que Simeone optó por cambiar al sistema de tres centrales y carrileros largos en busca de liberar a Carrasco y generar más peligro. Pero no era el Atlético fluido de la primera media hora.
Volvió el asedio. Carrasco chutó una falta, primer intento contra la barrera, pero en el segundo sorprendió a Guilherme que no pudo blocar y Koke aprovechó el rechace para marcar, pero lo había hecho en fuera de juego, tal y como confirmó después el videoarbitraje. La anulación a posteriori enterró los ánimos rojiblancos, y Simeone no contaba con más pólvora en el banquillo que el canterano Camello.
Pero ya estaba deslavazado y desesperado el conjunto rojiblanco, que incluso permitió dos contragolpes rusos, de los recién incorporados Rybchinskii y Magkeev, que no acertaron, y apenas deseó que un cabezazo final de Giménez viera puerta, pero se marchó por el lateral. Los rojiblancos tendrán que ir a octavos por la vía difícil.