Diego Pablo Simeone encuentra su mejor versión. El Atlético de Madrid logró este domingo ante el Real Betis una contundente victoria liderada por Rodrigo de Paul, que empieza a mostrar el por qué de su llegada al Metropolitano. La entidad rojiblanca pagó 35 millones de euros por su fichaje el pasado mercado y el argentino, poco a poco, empieza a asentarse en la medular.
"Vino con mucha ilusión, con muchas ganas de mostrar todo lo que tiene en su juego. Entró muy bien dentro del grupo y es importante para el equipo. Necesitamos que esté como hoy. La gente lo despidió de la mejor manera después del partido que hizo y no lo imaginamos de otra manera que como hoy", opinó Simeone sobre su compatriota.
Y es que Rodrigo de Paul ya es un líder en el Atlético de Madrid. Iuminado y relanzado por el fútbol, la personalidad y la ambición del internacional argentino, sobre el que construyó una victoria incontestable contra el Real Betis.
En el pasado, durante años y años, el Atlético añoró un centrocampista prototipo. Un futbolista capaz de cambiar el ritmo con un giro, con una zancada, con un regate, con un cambio de juego, con un movimiento. Ya lo tiene: Rodrigo de Paul. Superado el indispensable tramo de adaptación, su fútbol hace mejor al Atlético. Sin duda. Lo necesitaba, por mucho que la pasada Liga fuera el campeón, para lanzar aún más sus recursos y soluciones, para demostrar aún más esplendor.
No se había visto aún la dimensión del internacional argentino en el equipo rojiblanco. Al menos, no toda. Algún detalle, unos cuantos pases, alguna asistencia, su indudable clase para jugar y, sobre todo, para que jueguen los demás... Pero no con la constancia con la que desplegó todas sus cualidades contra el Betis, cuyos centrocampistas sintieron que había más de un De Paul sobre el césped.
Porque apareció en casi todos los lados, en defensa y en ataque. Porque entendió como nadie qué espacio ocupar en cada momento, cuando debía recuperar, cuando un compañero necesitó una cobertura o por dónde tenía que proponer la salida o la transición hacia aventuras más ofensivas. Pero también porque su ambición, su desborde, su pase, su conducción y su precisión desbordaron a su adversario.
El mejor partido dela temporada, curiosamente con Simeone lejos del banquillo.