En el desencuentro latente entre Diego Pablo Simeone y Joao Félix desde hace meses fue el delantero portugués el que surgió este sábado para rearmar al técnico argentino en su momento más bajo, más incierto, en el Atlético de Madrid en una década, como el protagonista incontestable y decisivo del triunfo vital ante el CA Osasuna, como el primer goleador y el lanzador del 0-2 de Luis Suárez en su partido cien con el club rojiblanco.
El Sadar es el territorio de Joao. Son ya cinco goles en sus tres partidos en ese escenario. En cada visita, él aporta al menos un gol. En cada una de ellas, además, fue el que abrió las victorias del Atlético; 0-5, 1-3 y 0-3, por ese orden, en sus tres desplazamientos en un estadio nada sencillo, en el que este sábado Joao Félix y su equipo resurgieron de la derrota contra el colista del pasado miércoles contra el Levante y de la zozobra actual.
En dos minutos y 54 segundos de partido, la rebelión del Atlético contra su crisis ya era un hecho, con la volea con la que Joao Félix adelantó al conjunto rojiblanco después de un rechace del portero Sergio Herrera; un remate de primeras con la derecha que alojó en la red para encarrilar un partido que surcó tramos sinuosos, sin certezas, empeñado en fiarlo todo a su defensa, y que sentenció luego Luis Suárez, al borde de la hora de juego.
Pero el golazo del '9' uruguayo desde 38,5 metros de la portería de Sergio Herrera, cuando divisó adelantado al guardameta, para anotar con la zurda de forma sutil, imparable, inalcanzable para el guardameta, no habría sido posible sin el impulso definitivo de Joao Félix, que aprovechó un rechace en un córner en su propio área para con un solo toque, larguísimo, lanzar a Luis Suárez y a su equipo hacia una victoria ya irrebatible, redondeada por el 0-3 de Ángel Correa, que fue suplente.
Más que el pase al espacio, tuvo mucho más mérito la claridad y la rapidez con la que vio a su compañero para el envío en largo que acomodó tres puntos que alimentaron la duda durante el tramo que circuló desde el 0-1 de Joao Félix hasta el 0-2 de Luis Suárez y que son fundamentales para el Atlético, para los jugadores y para su técnico, Diego Simeone. "Estoy en un gran club, en el que me gusta estar y quiero estar", proclamó en la víspera.
La escenificación del viernes (la visita de Miguel Ángel Gil Marín a los futbolistas; la reunión con el entrenador junto a Andrea Berta, el director deportivo; la forma forzada con la que Simeone desveló el almuerzo entre ellos durante la rueda de prensa de la víspera y las declaraciones posteriores a los medios oficiales del club del consejero delegado sin una frase rotunda sobre la continuidad del técnico, más allá del "confío plenamente en los futbolistas y el cuerpo técnico", sin una sola mención expresa a Simeone) desprendió artificio.
Y más aún cuando el entrenador más ganador de la historia del Atlético tiene contrato no sólo hasta final de campaña, sino por dos años más, hasta junio de 2024.
No pareció una situación natural. Tampoco habitual, pero eso también pertenece al momento que sufría el Atlético, con nada más 10 puntos en las últimas diez jornadas antes de su visita a El Sadar, doblegado en su estadio por el colista, el Levante, e inmerso en una crisis de consecuencias imprevisibles, aunque hoy menos. Porque ganó.
No hay ninguna respuesta más rotunda desde todas las perspectivas que los resultados. Es lo único que no admite ninguna discusión en los terrenos pantanosos por los que transita actualmente el Atlético, que asumió hace varios meses que LaLiga es imposible y que ahora deriva su competición a la pugna por la tercera o la cuarta plaza, cuando esa era ya su realidad desde hace tiempo. Betis, Barcelona, Villarreal, Real Sociedad y Athletic son ahora sus rivales directos. "Empieza una Liga nueva para nosotros, de 14 partidos en sólo 12 semanas que ganan dos equipos", según Gil Marín, que rememoró el curso 2019-20.
Dentro de ese contexto, el Atlético irrumpió en El Sadar. Y ganó, liderado por Joao Félix. "Lo que necesito de vos es lo que estás haciendo", le dijo Simeone el pasado octubre, en el descanso de la victoria por 2-0 contra el Barcelona, a Joao, un futbolista al que le exige ser "determinante", que aún no lo es tanto como debería... hasta este sábado, cuando cumplió este sábado cien partidos entre sus formidables cualidades, su inconstancia, la falta de confianza total del técnico y la frustrante lesión que sufrió hace un año.
En ello está Joao Félix, que no es una pieza indiscutible ni incontestable en el esquema de Simeone. Lo primero, quizá, es consecuencia de lo segundo, aunque este sábado retomó la titularidad, entre las bajas de Matheus Cunha y la reciente recuperación de Antoine Griezmann, para alcanzar los 100 partidos en el Atlético de Madrid a contracorriente, con 23 goles, 13 asistencias, un promedio de un tanto cada 4 choques...
Y la certeza de que, cuando él está a su mejor nivel, el equipo juega mucho mejor. Hay ejemplos, pero aún demasiado pocos para un futbolista de su calibre, que crece aún en el fútbol con 22 años. Uno fue este sábado.
Aún no tiene toda la dimensión que presuponen sus cualidades. Ni en el Atlético de Madrid ni en la selección portuguesa ni en el fútbol europeo. Aquel chico que irrumpió y deslumbró al planeta mediado el curso 2018-19 en el primer equipo del Benfica, por el que pagó el club madrileño los 120 millones de euros de su cláusula de rescisión, cuyo fichaje se anunció con imágenes suyas en el Museo del Prado de Madrid para expresar su "puro talento", está aún por debajo de las expectativas. No es tanto aún, aunque apunta a serlo. Y seguro lo será.
Cierto
Vaya perra que están cogiendo con Joao y su malestar. En el Atlético manda Simeone y el que se sale del tiesto, pues lo tiene muy mal. Este jugador es muy bueno, pero es un sin sangre.