El 23 de octubre de 1991 el portugués Paulo Futre deslumbró en el Calderón y sometió al Manchester United en una gran noche para el Atlético de Madrid. Este miércoles, treinta años y cuatro meses después, ambos equipos se enfrentarán en una eliminatoria europea por segunda vez y su compatriota Joao Felix afronta una prueba de fuego que le catapulte al reconocimiento general en el escaparate europeo.
En el otoño del 91 estaban en juego los octavos de final de la extinta Recopa de Europa que jugaban los campeones de Copa. El Manchester United se presentó en el Calderón como favorito con un joven Alex Ferguson (49 años) al frente.
"Nunca jugamos en función del rival. Impondremos nuestro estilo", declaró el técnico al aterrizar en Madrid en la víspera del combate. "Debemos abrir el juego por las bandas. Sería un error intentar entrar por el centro", había replicado Luis Aragonés, entrenador rojiblanco, que sufrió en la ida la baja por sanción de Donato, aunque contaba con Bernd Schuster, de quien Ferguson había señalado que no sujetarían con un marcaje especial.
El Manchester contó en su once titular con el portero danés Peter Schmeichel, el escocés Brian McClair, el galés Mark Hughes y el irlandés Irwin, que completaban la cuota de cuatro foráneos admitidos por la UEFA.
El defensa Paul Parker, que acababa de salir de una larga lesión de seis semanas de duración, debería ser el encargado de atar en corto a Futre. "Si conseguimos un gol, habremos dado un paso importante en la resolución de la eliminatoria", dijo entonces Ferguson, preocupado también por el ambiente en contra que se iba a encontrar en el Calderón.
El Manchester, que se presentó en la capital de España como vigente campeón del torneo tras haber vencido al Barcelona en la final del año anterior (2-1), respetaba al Atlético, que tenía en Schuster, Futre, Manolo y el cancerbero Abel, con su flamante récord de imbatibilidad (1.275 minutos sin encajar gol), a sus principales estrellas.
El estadio escribió aquella noche un capítulo imborrable. En medio de una atmósfera espectacular, la vieja grada del Manzanares llevó en volandas a su equipo hacia una victoria concluyente. Y en ella destacaron especialmente Futre y Manolo, que supieron culminar el juego por las bandas que había reclamado Aragonés. Todo ello bajo la batuta de Schuster, un genio en el centro del campo, director de orquesta del Atlético.
En el minuto 32, Futre abrió el marcador al culminar un contragolpe y engañar a Schmeichel, que dio un paso a la derecha cuando vio que el portugués se quedaba solo delante de él. El 10 del Atlético le batió enviando la bola junto al palo, al lado izquierdo. El 1-0 era un buen resultado para los colchoneros, pero en los cinco últimos minutos se desató la euforia.
En el 87, Futre se volvió a quedar sólo delante del cancerbero danés, lo dribló, y volvió a anotar. En el 88, Manolo cerró la goleada con un tiro desde el borde del área (3-0). El Atlético había completado un partido redondo. Veloz e incisivo, desarboló al conjunto inglés, que sólo asustó al poco de comenzar la segunda parte con un balón al poste.
Futre fue una pesadilla constante para el equipo inglés. Sus galopadas por la banda fueron incontrolables. El Manchester se rindió a él y el Calderón estalló de alegría. El Atlético completó la hazaña en la vuelta. Empató a uno con gol de Schuster de falta directa en el minuto 68. El tanto igualaba el de Mark Hughes, de cabeza, en el minuto 4 y ponía al Atlético definitivamente en los cuartos de final.
Fiel a su idiosincrasia, el Atlético cayó en los cuartos de final ante el Brujas por el valor doble de los goles en campo contrario (3-2 en el Calderón y 2-1 en la ciudad belga). El Werder Bremen alemán fue el campeón de esa edición, al vencer en la final al Mónaco (2-0).
Este miércoles, Joao Felix gozará de una ocasión de oro de emular a su compatriota. El atacante se postula como titular después de su gran rendimiento en la victoria ante Osasuna, en Pamplona. El Wanda Metropolitano será una olla a presión. El Atlético necesita un líder en el césped en un reto mayúsculo y espera a Joao, como en su día el Calderón hizo con Futre.