La invasión de Rusia a Ucrania está teniendo efectos en el fútbol. Sobre todo en los clubes rusos, apartado de las competiciones europeas, pero también en la Premier League. Y concretamente en el Chelsea FC, que está atravesando una delicada situación debido a la figura de Roman Abramovich. La última decisión del gobierno de Reino Unido, además, dejará al Atlético de Madrid sin 35 millones de euros.
Y es que el Gobierno británico no permitirá al Chelsea llenar su estadio, ni vender o comprar jugadores, ni renovar a futbolistas, ni completar la venta del club a uno de los diez magnates que lo acechaban. Es decir, que el club londinense no podrá fichar a Saúl Ñíguez, que sigue perteneciendo a la entidad rojiblanca. El ilicitano llegó el pasado verano en calidad de cedido y su cláusula de compra asciende a los 35 millones de euros.
Las prisas que el ruso Roman Abramovich tenía para deshacerse del club no eran una exageración. El Reino Unido ha congelado sus activos y le impide realizar negocios con ciudadanos del país. ¿Qué implica esto? Que el Chelsea no podrá recoger beneficios de ninguna transacción. No podrán renovar a César Azpilicueta, no podrán retener a Antonio Rudiger y tampoco ejecutar la cláusula de compra por Saúl.
La operación más importante que queda en el limbo es la venta del club y por la que pasa el futuro más inmediato del equipo. Abramovich había puesto como fecha límite el 15 de marzo por el temor a las sanciones, pero no le ha dado tiempo a encontrar un comprador adecuado. Otro de los golpes a las finanzas del Chelsea llega en el estadio: no podrán vender entradas para partidos a partir de este 10 de marzo.