Diego Pablo Simeone está teniendo serios problemas en este inicio de temporada. De juego, pues no da con la tecla en el Atlético de Madrid; de resultados, pues sólo ha ganado la mitad de los partidos; y sobre todo a nivel defensivo. Una defensa en la que Giménez y Savic se pasan más tiempo lesionados que disponibles y donde los sustitutos, Mario Hermoso y Felipe, dan más problemas que soluciones.
Felipe sólo ha jugado los dos últimos partidos. Los dos se han traducido en derrota, con varios fallos ante el Leverkusen y apareciendo en las fotos de los dos goles del Real Madrid en la derrota del derbi. Y en cuanto a Mario Hermoso, llama la atención la cantidad de jugadas relevantes que ha protagonizado en apenas cinco participaciones.
Si algo ha demostrado el central en estos últimos meses es que es capaz de lo mejor y de lo peor. De marcar un gol en el descuento y luego cometer un penalti. De anotar otro gol decisivo y luego autoexpulsarse. Y todo ello pese a contar con pocos minutos.
Lo suyo en este inicio de campeonato es cuanto menos curioso. Sólo ha participado en cinco partidos y sólo ha sido titular en dos. Apenas acumula 231 minutos en los que ha dado tiempo a un sinfín de cosas: marcar dos goles, ver cuatro tarjetas amarillas, una expulsión en el derbi y, sobre todo, protagonizar fallos groseros atrás. Muchos fallos.
Pasó de puntillas en sus primeros minutos del curso (11') ante la Real Sociedad. Sólo tres días después, gozó de 22 minutos en el frenético duelo ante el Oporto, en el que marcó el 1-0 en el 92' para sólo dos minutos después provocar un penalti que suponía el 1-1 y ver una tarjeta amarilla. Luego Griezmann solventó el encuentro a favor del Atlético en el 99'.
Su primera titularidad llegó ante el Celta de Vigo. Y su inicio fue terrible, de pesadilla: en los primeros 15 minutos había regalado tres ocasiones clarísimas al Celta, que no se puso 0-1 gracias a una parada de Grbic, la ayuda de Witsel y la madera. Culminó ese cuarto de hora terrorífico con una amarilla muy clara tras una falta a Iago Aspas.
Luego llegó Leverkusen. De nuevo titular y más que señalado: ya regaló el balón que acabó con el doble palo del cuadro local en su propia área, pero es que luego falló en la defensa del 1-0 y salió a ninguna parte en la medular en el 2-0.
Y por último, lo del derbi: en sólo 18 minutos en el campo marcó un gol que metía a su equipo en el partido, se inventó una tangana con Carvajal por la que vio una amarilla y vio otra segunda amarilla 2 minutos después para dejar a su equipo con diez. Es muy difícil protagonizar tantas acciones relevantes, alguna para bien y la mayoría para mal, en tan poco tiempo.