"No estamos siendo lo suficientemente contundentes, mostrando nuestro mejor juego de local. Por algo seguramente será", expuso Diego Pablo Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid, tras el 1-1 concedido por su equipo a última hora ante el Rayo Vallecano en el Metropolitano, el decimoctavo encuentro que se adelantó en el marcador y no ganó por algún tanto rival más allá del minuto 70 desde la inauguración del estadio, donde ya evidencia un declive desde el pasado curso.
El penalti marcado por Radamel Falcao en el 92, por la mano de José María Giménez en un cabezazo de Randy Nteka, detectada por el VAR, agrandó las dudas que siente el conjunto rojiblanco en su territorio, no hace tanto un fortaleza, pero desde la pasada campaña un campo donde ha perdido lo mismos partidos, seis, de los que fue derrotado en el global de las cuatro temporadas precedentes, de 2017-18 a 2020-21, cuando disputó 67 encuentros más como local: un total de 98 en ese tramo por los 31 de la etapa más reciente.
La diferencia es sustancial. Sin comparación. En los primeros cuatro años de vida del estadio, estrenado con un triunfo por 1-0 contra el Málaga en 2017-18, el Atlético jugó 98 choques entre todas las competiciones, con un balance de 69 victorias (un 70,4 por ciento), 23 empates (un 23,4 por ciento) y 6 derrotas (un 6,2 por ciento). Entre 2021-22 y 2022-23 ha disputado 31, de los que ganó 15 (un 48,3 por ciento), igualó 10 (un 32,4 por ciento) y perdió seis, que suponen un 19,3 por ciento de sus partidos. Son tres veces más que antes.
La curva decae aún más cuando se concreta sólo en este ejercicio, en el que el Atlético, mucho más solvente como visitante en LaLiga Santander (4 victorias, 1 empate, 0 derrotas, 8 goles a favor y 1 en contra, como el segundo mejor foráneo del campeonato sólo por detrás del Real Madrid) que como local (2 triunfos, 1 igualada y 2 duelos perdidos, con 8 tantos a favor, como fuera, y siete en contra, por el único que ha recibido a domicilio), transmite una inseguridad impropia de la era Diego Simeone en su campo, que parece un terreno extraño.
De sus siete choques entre la Liga y la Liga de Campeones de esta campaña, el Atlético sólo ha ganado tres. Uno al Celta (4-1), otro al Girona (2-1), con el apuro que sintió hasta el pitido final, y otro al Oporto (2-1), entre la locura de los tres goles en los instantes finales y el definitivo de Antoine Griezmann en la última jugada del encuentro. Ha empatado dos (0-0 con el Brujas y 1-1 con el Rayo) y ha perdido dos, sin discusión con el Real Madrid (1-2) y quizá sin mecerlo realmente cuando se produjo cuando cayó por 0-2 ante el Villarreal.
"Presión tenemos siempre con la camiseta del Atleti. Somos un equipo que tenemos que pelear por ganar cada partido que jugamos con la camiseta del Atlético de Madrid. No hay diferencia. Al revés, con nuestra gente nos motiva mucho más, sabemos que siempre dan todo animándonos y no creo haya diferencia en nuestra actitud y nuestras ganas de querer hacerlo bien y de ganar", valoró Álvaro Morata sobre el contraste fuera-casa.
Desde cada perspectiva, desde cada comparación, incluso desde el ambiente que se respira en el Metropolitano, la caída es indudable, más aún en sus choques imbatido, una norma prácticamente antes y una excepción ahora: el Atlético ha pasado del 68 por ciento de su primer curso como local en su moderna sede (20 encuentros a cero de 29 jugados en 2017-18) al 14 por ciento de la presente campaña, con nada más uno de sus duelos jugados hasta ahora con la portería sin daño para Jan Oblak, en el empate sin goles con el Brujas.
Es una tendencia que se visibiliza ahora, pero que viene de antes. Del 68 por ciento de 2017-18 (20 de 29) o del 66 por ciento de 2018-19 (16 de 24) bajó al 56 de 2019-20 (13 de 23) y al 50 de 2020-21, cuando fue campeón de la Liga (11 de 22), para caer al 45 por ciento el pasado curso (11 de 24) y desplomarse ahora hasta el 14 por ciento, con la trascendencia que siempre tuvo ese factor y sus partidos como local para alcanzar cada uno de sus éxitos y su objetivo mínimo de la Liga de Campeones en todos los cursos de la era Diego Simeone.
Hay más evidencias numéricas: mientras los goles en contra se movían con similitud en la etapa de 2017-18 a 2020-21 (con 55 tantos en total, una media de 0,56 por choque), las cifras se han disparado tanto en 2021-22 (21 dianas recibidas en 24 encuentros o 0,87 por partido) como ahora (ocho en contra en siete duelos locales, es decir un 1,14 de media).
También marca menos goles ahora (10 goles en siete compromisos, 1,42) que en el global del lustro anterior en el Metropolitano: 200 en 122 choques, que suponen un 1,63 de media.
Entre esas cifras surgió el empate contra el Rayo Vallecano (1-1), logrado en el minuto 92 por un penalti transformado por Radamel Falcao, en la enésima ocasión que el Atlético de Simeone juega con fuego cuando se adelanta en el marcador en casa y acaba entregando algún punto a su adversario.
Por eso, incluso, no resultó extraño cuando el atacante colombiano batió a Ivo Grbic, después de media hora con el control del duelo visitante.
Es la decimonovena vez en el Metropolitano que el Atlético marca primero, especula, da un paso atrás, se repliega, se encomienda al contragolpe, siente el miedo del empate con una corta diferencia a su favor y lo empatan (en 16 oportunidades) o lo derrotan (en tres).
En 18 de ellas, con los goles de sus adversarios más allá del minuto 70. Doce de ellos acabaron 1-1 (contra el Barcelona (2), el Sevilla (2), el Villarreal, el Girona, el Valencia, la Real Sociedad, el Bayern Múnich, el Real Madrid, el Manchester United y el Rayo Vallecano); tres terminaron 1-2 (ante el Chelsea, el Sevilla y el Mallorca), dos concluyeron 2-2 (contra el Celta y el Eibar) y otro con un 3-3 (cuando quedó eliminado en la Copa del Rey de 2018-19 ante el Girona en el Metropolitano). El otro duelo, un 2-2 contra el Sevilla, fue con los goles decisivos de su rival antes del minuto 70.
Esos diecinueve encuentros en los que se adelantó en el marcador pero no ganó, en cualquier caso, representan una quinta parte de los duelos que sí tomó ventaja y venció en el estadio rojiblanco: 73 victorias de las 84 que ha conseguido en sus 129 choques en el Metropolitano, donde el Atlético rebusca una reacción pendiente, con el siguiente duelo allí contra el Bayer Leverkusen, en un partido al límite por sobrevivir en la Liga de Campeones.
Muy sencillo de explicar lo que está pasando en el Wanda. El sistema de juego que plantea Simeone sin presión al rival y falta de movilidad en los jugadores provoca que anden por el campo como “pollos sin cabeza”. No me explico que Simeone con sus conocimientos no tenga una solución. Solución que tampoco pasa por hacer cambios de jugadores si el planteamiento no funciona.