Eliminado de la UEFA Champions League, sin el consuelo de la UEFA Europa League, a trece puntos del liderato del Barcelona en LaLiga Santander, la Copa del Rey resurge este sábado como un torneo prioritario en las dañadas expectativas del Atlético de Madrid de Diego Simeone, en su crisis más visible de sus once años al frente del banquillo, en alerta para la visita a Soria contra el Almazan, de la quinta categoría nacional, y presionado por todas las circunstancias que transforman todo en un compromiso ineludible.
Precipitado a la nada en Europa, al borde del precipicio en la Liga, al menos en la meta de ser campeón, no aún en el objetivo original e indispensable de ocupar las plazas de la Liga de Campeones al final del curso, y en la última cita antes del parón mundialista por Qatar 2022, no hay nada más ahora ante los ojos del Atlético que el estreno en la Copa del Rey, la competición desde la que saltó a las cotas más altas con Simeone, que hoy son melancolía.
La Copa de 2013 en el estadio Santiago Bernabéu, con el 1-2 en la prórroga de Joao Miranda frente al Real Madrid a servicio de Koke Resurrección -el único que queda en la plantilla de aquel equipo que lo comenzó todo- fue mucho más que un título. Fue una rebelión contra sus complejos y su pasado reciente entonces. También el momento en que el conjunto rojiblanco percibió con hechos, lo único válido, que podría competir por todo contra todos.
Una buena lección para ahora, para un técnico y un equipo irreconocibles, cuya plantilla deambula por el curso atemorizado y atenazado por el fracaso, mentalmente debilitado y futbolísticamente desfigurado; sin una sola victoria en sus últimos cinco partidos, con tan sólo cuatro triunfos en sus catorce duelos oficiales más recientes, con nueve goles en contra en sus últimos cinco choques, sin rumbo en defensa, sin tino en ataque, sin fútbol en medio campo, sin desborde en sus bandas y sin toda la autocrítica que hace falta para abarcar la dimensión de su recaída, que sería irremediable si no supera la prueba del Almazán.
Está advertido. De dos de las tres últimas ediciones procede el aviso. De 2020-21, cuando fue campeón de la Liga, pero antes se cayó de forma ruidosa de la Copa del Rey contra el Cornellá (1-0), y de 2019-20, cuando fue la Cultural Leonesa quien superó la eliminatoria en la prórroga frente al conjunto rojiblanco (2-1), que tampoco fue más allá de octavos el pasado curso, cuando la Real Sociedad lo doblegó sin matices por 2-0 en el Reale Arena.
Las últimas semifinales del Atlético en este torneo datan de 2017, hace cinco años. Desde entonces no ha pasado de los cuartos de final de la Copa del Rey, que aparece ahora como el salvavidas ante la tempestad que sufre el equipo rojiblanco, que no se puede permitir ni un solo descuido más y que, por extensión, saldrá con todo su primer equipo en Los Pajaritos, a donde se ha trasladado el choque porque el estadio del Almazán no reunía los requisitos exigidos por la Real Federación Española de Fútbol.
Hasta esta tarde, cuando Simeone ultimará su once, no habrá ninguna pista sobre la alineación, en otro momento un banco de pruebas en estas rondas tan tempranas y ahora un aliciente para un grupo dolido, pendiente de las dudas de Thomas Lemar y Geoffrey Kondobgia, por sendas molestias (el último de ellos ya fue baja ante el Mallorca, el pasado miércoles), y con la vuelta de José María Giménez y Joao Félix, tras cumplir sanción.
La pregunta surge de nuevo en torno a la titularidad o no del atacante portugués, visiblemente el jugador con más condiciones para cambiar la dinámica actual en el ataque (ahí están sus tres goles y sus cinco ocasiones en los ratos que jugó ante el Cádiz y ante el Espanyol), pero relegado a la suplencia en diez de los últimos once encuentros (en Mallorca estaba sancionado). En Soria podría recuperar un sitio en el once inicial, en el que quizá haya alguna rotación, más por la carga de partidos que por la diferencia de nivel con el rival.
Enfrente, la Sociedad Deportiva Almazán afronta con ilusión su enfrentamiento copero frente al Atlético de Madrid, el partido más importante de su historia, que será seguido en Los Pajaritos de Soria, por alrededor de 7.000 aficionados.
Medio Almazán recorrerá los 35 kilómetros que separan la villa de la capital de Soria para disfrutar de este emparejamiento de Copa, que supondrá un alivio económico para las arcas del club y todo un reto deportivo.
Sabedor de la superioridad de un Atlético de Madrid en la crisis más severa de la etapa de Simeone, el equipo adnamantino buscará recorrer más kilómetros que nunca para ser competitivo, complicar al rival y, si la suerte acompaña, dar la campanada. “Hay que intentar aprovechar los fallos que tengan y nosotros a trabajar y trabajar”, subrayó el entrenador de la S.D. Almazán, Diego Rojas.
El técnico transmitió a sus jugadores que hay que ser muy solidarios en el partido, “hacer muchos kilómetros para tener opciones”, y apuntó que las opciones de su equipo pasan por defender muy bien, porque jugarán contra un rival tanto física como técnicamente mejor.
Santísima Virgen María Del Pilar, por favor ayuda a los jugadores de la sociedad deportiva Almazán, logré el triunfo sobre el atlético de Madrid.
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Crucemos los dedos.