El detalle que no se vio del Almazán-Atleti: el alivio del Cholo al oír de nuevo el "ole, ole, ole" con Joao y Oblak a su lado
El Cholo Simeone se dio un respiro en la Copa del Rey ante el Almazán. La eliminación de todas las competiciones europeas a la primera de cambio ha certificado el peor arranque de temporada de su etapa como entrenador del Atlético de Madrid (11 años al mando de ese vestuario). Tampoco el arranque en Liga es muy prometedor, en el quinto puesto (fuera de plazas UEFA Champions League) y con 13 puntos de desventaja sobre el líder, el Barça, soñar con competir hasta el final por este título parece casi un sueño más que un objetivo real tras solo 14 jornadas. La Copa del Rey sería un buen escenario para intentar lograr levantar un título este año y el equipo dio el primer paso contra el Almazán, venciendo por 0-2.
Al terminar el partido, el Cholo vivió un momento de alivio reflejado en sus gestos cuando se acercó al sector de la grada donde estaban los hinchas del Atleti desplazados a Soria. Suspiros y muestras de complicidad con una hinchada que este año se había olvidado en muchos partidos de gritar la más que célebre consigna rojiblanca del “ole, le, ole, Cholo Simeone”. Se lo gritaron los aficionados en Soria para cerrar esta primera fase de la temporada, atípica por el parón que harán los equipos hasta finales de diciembre por el Mundial de Qatar.
La relación entre el Cholo Simeone y Joao Félix
Otra imagen que deja las aguas tranquilas en el club rojiblanco justo antes del mencionado parón es la presencia de Joao Félix en el saludo a los hinchas. El portugués había sido criticado recientemente por haberse ido al vestuario sin saludar a los aficionados junto al resto de sus compañeros. Una relación, la de la grada y el futbolista, que divide a los hinchas atléticos entre los que le acusan de poco compromiso y los que piden al Cholo que le dé más protagonismo al considerar que es el jugador que más calidad puede aportar ahora mismo al equipo.
Una división que el sábado pasado quedó a un lado tras la victoria del equipo en Soria. La hinchada lo celebró y el Cholo respiró aliviado justo antes de irse al parón por el Mundial. El abrazo de Oblak al míster habla por sí solo.
