El Atlético de Madrid tuvo un crecimiento futbolístico y económico desde que Diego Pablo Simeone llegó como nuevo entrenador en 2012. Poco a poco, ha ido construyendo un proyecto que ha sido capaz de competir en varias ocasiones con el Real Madrid y Barcelona conquistando dos Ligas y una Copa del Rey e, incluso, ha conquistado varios títulos internacionales.
Incluso, el club rojiblanco también ha sufrido mejoras a nivel deportivo como jugar en un estadio mucho más moderno y atractivo para los aficionados como lo es el Metropolitano, una inversión de 300 millones de euros. En aquel momento, el Atlético gozaba de la plantilla mejor valorada de su historia con un total de 955 millones de euros. Sin embargo, todo cambió a raíz de 2019 con la salida de jugadores muy importantes en el equipo como Diego Godín, Filipe, Lucas Hernández, Thomas Partey y Rodri.
El verano de aquel año estuvo marcado con la salida de Antoine Griezmann al Barcelona. La estrella que más había brillado con Simeone se marchaba y el Atlético había perdido al jugador más cotizado de la plantilla. Además, la pandemia en 2020 dio comienzo a un desplome en términos económicos.
El equipo necesitaba jugadores para una nueva era y se firmaron a Lodi, Trippier, Hermoso, Felipe, Herrera, De Paul, Marcos Llorente y, la guinda del pastel, Joao Félix. Sin embargo, los fichajes no tuvieron el efecto esperado para seguir compitiendo con los mejores de Europa.
A excepción de la Liga conquistada en 2021, los de Simeone han estado deambulando estas últimas temporadas sin un guion claro. La falta de competitividad les ha pasado factura y la marcha de jugadores este invierno ha hecho que el valor de la plantilla se haya desplomado hasta los 489 millones de euros, una cifra que no tenía el Atlético desde 2016.
Por ello, la preocupación es máxima ya que en tan sólo cuatro años el equipo vale 466 millones de euros menos. Eliminado de todos los títulos posibles esta temporada, el Atlético de Madrid necesita cambios inmediatos a nivel deportivos y parece que tampoco deben descuidar los económicos.