Tremendo desastre de fichaje, llegó en verano al Atlético y ya hablan de su "despedida"

Hay fichajes que son un desastre y luego está lo de Sergio Reguilón. El lateral llegó al Atlético de Madrid de manera sorprendente en el último día del mercado de verano, en contra de la opinión de la afición y, para colmo, lesionado. Siete meses después, y con apenas cinco partidos a sus espaldas, ya se habla de su "despedida".

Y es que según informa Mundo Deportivo, el Atlético tiene claro que no negociará con el Tottenham por Reguilón el próximo verano, por lo que el jugador regresará a Londres cuando acabe la temporada. Está por ver si para entonces ha tenido la oportunidad de sumar más minutos en las 12 jornadas que quedan de LaLiga Santander.

"Tiene algo más de dos meses por delante para convencer a Simeone y tener una dulce despedida", agrega la mencionada fuente, que deja claro que que Reguilón no se quedará en el Metropolitano. Lo cierto es que el jugador no ha tenido suerte a lo largo de un año marcado por las lesiones en el que ni siquiera llega a los 100 minutos de juego.

Un fichaje desastroso para el Atlético de Madrid

Ya en verano, cuando se ultimaba su incorporación, un sector importante de la afición rojiblanca se mostró muy contrariada a su llegada. Por su pasado madridista, claro, pero también porque daba la sensación de que deportivamente no aportaba un plus demasiado importante a la plantilla de Simeone.

Salvo giro inesperado de los acontecimientos, lo cierto es que ese grupo de aficionados ha acabado teniendo razón. Reguilón llegó lesionado y no pudo debutar hasta noviembre. Luego llegó el parón del Mundial y luego tuvo minutos en cuatro partidos, pero una tarjeta roja en Almería acabó dilapidando sus opciones.

Para colmo, Reguilón se volvió a lesionar muscularmente y tampoco ha estado disponible ante la grave lesión de Reinildo. Simeone ha estado apostando este tiempo por Carrasco de carrilero zurdo, aunque se espera que Sergio ya esté disponible a partir de esta misma semana. Otra cosa será que juegue, aunque parece realmente complicado que tenga cierta continuidad.