No podía tener mejor final de temporada Yannick Carrasco teniendo en cuenta la montaña rusa de emociones que ha tenido a lo largo de la temporada. Señalado en los primeros meses del campeonato por su nivel, el belga vivió un infierno en el que solo su entrenador, Diego Pablo Simeone, confiaba plenamente en él y sus capacidades para levantar un Atlético de Madrid que hacía aguas antes del Mundial de Qatar.
Diciembre y enero fueron dos meses muy tensos entre jugador y club. Carrasco sentía poco cariño por parte del Atlético y estalló pidiendo su salida en el mercado invernal. Los rumores de marcharse al Barcelona, rival directo en LaLiga, avecinaba un divorcio total que parecía insalvable. Sin embargo, el belga se terminó quedando y dio un giro radical que podría cambiar su futuro.
El técnico argentino dio confianza y minutos a Carrasco ya que veía en él la capacidad de dar mucho más al equipo. En la primera parte de la temporada no reflejaba su velocidad y verticalidad pero finalmente logró sacarlo para recuperar la titularidad indiscutible y sumar diez goles y cinco asistencias. Ha sido con Antoine Griezzman el jugador más determinante del equipo con actuaciones de sobresaliente y es uno de los culpables de que el Atlético haya culminado una segunda vuelta perfecta.
Sus últimos números demuestran un "regreso" nunca antes visto en él ya que ha registrado esta temporada sus mejores registros en su segunda etapa con la camiseta colchonera (en la 21/22, seis goles y siete asistencias; en la 20/21, siete goles y once asistencias; y en la 19/20, un gol y cuatro asistencias). Aún así, el temor está ahora en una salida este verano ya que su cláusula de 19 millones de euros y termina contrato en junio de 2024. Carrasco logrará cerrar la temporada demostrando que tiene nivel de sobra para jugar en cualquier equipo de Europa y su transformación ha enamorado al Atlético y a los clubes que le siguen de cerca. El Metropolitano quiere su renovación para pelear por títulos la próxima temporada y la directiva está obligada a intentar convencerle para que siga muchos años.
Es muy malo. Chupón, lento. O lo venden o nos lo comemos con patatas
Es muy malo. Chupón, lento. O lo venden o nos lo comemos con patatas
Yanik has demostrado que quieres a niestro club, y los que hemos nacido en el metropolitano antiguo, queremos que te quedes, gracias por no rendirte, colchonero por siempre