Giuliano Simeone ha sufrido una durísima lesión durante un partido amistoso entre el Alavés y el Burgos. El joven delantero, cedido por el Atlético de Madrid después de renovar su contrato hasta 2028, sufrió una fractura de peroné y una luxación de tobillo. Una pésima noticia que sorprendió al Cholo Simeone, entrenador rojiblanco y padre de Giuliano, nada más aterrizar en Madrid.
El Atlético de Madrid llegaba desde San Francisco a la capital española después de un vuelo de más de 11 horas y 33.000 kilómetros. Fue en ese momento cuando el padre de Giuliano se enteró de la grave lesión que había padecido y en ese mismo instante decidió viajar hasta Vitoria para estar cerca de su hijo. El Cholo volvió al Cerro del Espino junto al resto de la expedición rojiblanca y desde ahí cogió su coche para recoger a su pareja y viajar hasta la capital alavesa. Un viaje de cuatro horas conduciendo que han sumado al cansancio del Cholo después de un viaje transoceánico, pero que ha merecido la pena para llegar y apoyar a su hijo en un momento tan difícil para él como futbolista.
El Cholo finalmente se reunió con su hijo en Vitoria en torno a la 1 de la madrugada del lunes y compartió una foto chocando las manos con Giuliano en su perfil de Instagram. “¡Muchas gracias a todos los que se preocuparon y estuvieron pendientes! ¡Giuliano ya está recuperándose y en muy buenas manos!” Ese mismo día, el joven delantero del Alavés fue operado con éxito por el doctor Mikel Sánchez.
Sus hermanos también han mandado todo su apoyo públicamente a Giuliano. “Al final será solamente una parte del camino. ¡Acá estamos con vos!”, compartió Giovanni Simeone. Gianluca también quiso estar con su hermano en el hospital y compartió otra foto desde la habitación donde se encontraba. “Siempre con vos chala. Volverás más fuerte”, compartió el menor de los hermanos acompañado de una foto de los pies de la cama del hospital.
El Alavés no ha querido mojarse con el posible tiempo de baja del delantero. Lo que sí parece evidente es que Giuliano estará un mínimo de cinco meses sin jugar que podrían alargarse hasta los nueves meses, en función de su recuperación. En el mejor de los casos, a partir de enero o febrero podría volver a estar pisando el césped con balón. En el peor de los casos, no volvería a jugar en lo que resta de temporada y diría prácticamente adiós al Alavés, con quien sólo tiene contrato hasta junio.