Yannick Carrasco ha dejado un agujero en el costado izquierdo del Atlético de Madrid. La venta del belga por sólo 15 millones de euros cuando el mercado español ya estaba cerrado ha generado un serio contratiempo para Diego Pablo Simeone, que en sólo dos partidos ya ha probado hasta cuatro opciones diferentes.
El primer partido sin Carrasco llegó en Mestalla. Simeone apostó por Rodrigo Riquelme como carrilero zurdo, manteniendo el esquema de 5-3-2. La apuesta salió rematadamente mal, pero es que además el técnico se vio obligado a recomponer el equipo ante la grave lesión de Lemar antes del descanso.
El Cholo dio entrada a Javi Galán y, durante casi 10 minutos, jugó con un 4-4-2 en el que el extremeño actuó de lateral zurdo, mientras que Riquelme y Witsel adelantaron su posición al mediocampo. Duró realmente poco: el técnico volvió al 5-3-2 al inicio de la segunda mitad con Galán actuando de carrilero, Witsel volviendo a su sitio inicial y Riquelme en el banquillo.
La prueba de Mestalla salió mal, así que Simeone cambió el plan en el Olímpico de Roma. Mantuvo todo su esquema, mantuvo a los centrales y, en esta ocasión, apostó por Samuel Lino de carrilero zurdo.
El brasileño sí dejó buenas sensaciones en el partido ante la Lazio. Pausa, desborde, uno contra uno, verticalidad, desmarques de ruptura. Provedel evitó su gol en la segunda mitad, pero al menos dio sensación de estar preparado para ocupar esa demarcación. Simeone, ya en el 75', dio descanso a Lino y dio entrada a Riquelme, que también dejó buenas sensaciones en ese costado pese al gol final.
El técnico del Atlético, en definitiva, ha probado ya tres jugadores distintos en cuatro esquemas diferentes. Lino es quien mejor resultado parece haber dejado. Y Javi Galán, de momento, parece partir en desventaja ante sus competidores.