La desesperación de Riquelme: dos goles anulados y una cara que dice mucho

El Atlético se quedó sin chispa este miércoles en el Cívitas Metropolitano tras empatar a cero ante el Espanyol. Un partido en el que los de Simeone y sus delanteros tuvieron grandes ocasiones de abrir la lata pero quedaron bajo la sombra de Rodrigo Riquelme, el hombre que intentó todo y terminó vacío en el campo,

Comenzado como el que más ganas tenía en el equipo, Riquelme se puso desde el minuto uno siendo un futbolista total en laboras ofensivas: por izquierda, por derecha, por dentro, centrando balones, rematándolos...Todo ello sin ser delantero centro y sin tener la costumbre de jugar en la última línea de ataque.

De hecho, fue el único que fue capaz de abrir el marcador hasta en dos ocasiones, pero sin quedar reflejado en el resultado final. En la primera que tuvo poco después de empezar la segunda parte, Riquelme se metió hasta la línea de la portería para meter un balón al fondo de la red después de un mal despeje de Joan García que tampoco finalizó limpiamente Koke.

Sin embargo, el VAR le quitó el premio de su esfuerzo después de un fuera de juego, mismo castigo que más tarde tuvo en la última jugada del encuentro cuando en el minuto 97 también estuvo adelantado cuando definió con su diestra al lateral de la portería.

Un Riquelme muy autocrítico

Fue el propio Riquelme quién reflejó delante de todos los aficionados su cara abatida cuando se tiro al césped una vez el árbitro pitó el final del partido: "Tenemos plantilla y profundidad para ganar a cualquiera. El club ha hecho un trabajo espectacular en el mercado de fichajes. Somos el Atlético y tenemos que ganar siempre", dijo después del partido.

Fue uno de los mejores del partido del cuadro rojiblanco y con el paso de los partidos sigue demostrando que avanza a buen ritmo para ganar el puesto de titular indiscutible en el equipo. En una plantilla muy competitiva, Riquelme demostró de lo que es capaz pese a no haber sido el héroe, aunque no dejó de buscarlo.