Pablo Barrios, líder en la remontada del Atlético de Madrid frente al Sevilla

Pablo Barrios ha llegado para quedarse en el Atlético de Madrid. Hace apenas dos años, el jugador ya apuntaba maneras en el juvenil rojiblanco. Tallado por el mismísimo Fernando Torres y pulido por el Cholo Simeone, se ha afianzado en los onces de gala compitiéndole la titularidad a nada más y nada menos que Koke Resurrección.

Pablo Barrios está en un gran momento. El jugador, formado en las categorías inferiores rojiblancas, ya apuntaba maneras en el Juvenil A de Torres. Tan solo dos años más tarde ha demostrado que un chico de la cantera puede llegar a vestir la camiseta del primer equipo con esfuerzo y trabajo. Se ha ganado el favor de Simeone (que sabe qué clase de jugador tiene entre manos), el de sus compañeros y el de su afición.

Y toda esta combinación ha hecho que también Luis de la Fuente se interese por él. El pasado mes de noviembre, Barrios daba un paso más en su carrera: debutar con la Selección absoluta. El campeón olímpico en Paris 2024 gozó de 20 minutos frente a Suiza.

Pablo Barrios hace disfrutar al Metropolitano

El partido de Pablo Barrios frente al Sevilla es propio de un jugador con jerarquía. Organizado, preciso y comprometido. Cuando el equipo parecía venirse abajo en la remontada, ahí aparecía él. En la grada, su afición se deshacía en halagos hacia su joven perla: "No se cansa de correr" o "qué bueno es".

90 minutos disputó el madrileño frente al equipo de García Pimienta. En ese tiempo Barrios logró un acierto de pase del 91%. Además, entre los planes de Simeone está que su pupilo llegue más a la zona del área, al gol. Aunque sigue sin anotar, asistió a Antoine Griezmann para poner el 2-3 en el marcador.

Por si fuera poco, el jugador de la Academia completó 2 pases claves y logró un 100% de efectividad en sus balones en largos (3 de 3). Su trabajo más 'a la sombra' tampoco pasó desapercibido: ganó 10 duelos, realizó un despeje, un regate y hasta 3 entradas.

Fuera de los datos, Pablo Barrios se mostró comprometido hasta que el árbitro pitó el final, con sprints dignos de un jugador recién cambiado en el minuto 80 y con una presión agobiante en el centro del campo y sobre el portero rival, Álvaro Fernández, cuando decidía jugar atrás.