Uno de los partidos estrella de la cuarta jornada de la UEFA Champions League es el que medirá este martes a Liverpool y Bayer Leverkusen, con el reencuentro del técnico del campeón alemán, el español Xabi Alonso. Entre los rumores de su salida de Alemania, el entrenador volverá a pisar la que fuera unas de sus casas en sus años de corto: Anfield Road.
Y es que, tras despuntar en la Real Sociedad, el mismo equipo al que perteneció su padre ‘Periko’ Alonso, como uno de los centrocampistas más emergentes del fútbol español a comienzos de la década del 2000, con subcampeonato de Liga incluido para los ‘Txuri-Urdin’, en el verano de 2004 el tolosarra dio el paso que marcó para siempre su carrera.
Cabe recordar que, tras anunciar Jürgen Klopp que dejaría el club a final de temporada, el Liverpool sondeó la disponibilidad de Xabi Alonso. Sin embargo, como él mismo reconoció, solo tenía la cabeza puesta en una cosa: "Estaba enfocado en ganar la Bundesliga. Todo lo demás era secundario en ese momento". Con varios banquillos calientes de cara al final de temporada, aún no está claro qué pasará con el Bayer Leverkusen, si seguirá allí o cuál será su destino.
Tras un mercado lleno de especulaciones en torno a su futuro, con el frustrado intento del primer Real Madrid galáctico de Florentino Pérez por hacerse con sus servicios, el guipuzcoano fue reclutado a cambio de unos 15 millones de euros por un Liverpool que acababa de contratar a Rafa Benítez para rearmar al histórico conjunto de Merseyside.
Junto a ellos, aterrizaron en la ciudad de los Beatles los también españoles Antonio Núñez, del Real Madrid; Luis García, del Barcelona; y el defensa Josemi, del Málaga. A ellos se unió después en el mercado de invierno Fernando Morientes, también procedente del club blanco, lo que dio lugar a que aquel equipo pasase a ser conocido como el ‘Spanish Liverpool’.
Con los ‘reds’, Xabi Alonso vivió una época de ensueño. A sus ya conocidos desplazamientos de balón en largo, presencia defensiva y visión de juego, añadió una jerarquía en el medio campo que le hizo capaz de gobernar los partidos del combinado de Anfield Road a su antojo.
Con él al mando de las operaciones en el medio campo, Rafa Benítez, que venía de convertir al Valencia en doble campeón de Liga en España, diseñó un conjunto robusto en defensa y profundamente vertical en ataque, con jugadores de la talla de Jamie Carragher, John Riise, Djibril Cissé o el carismático capitán Steven Gerrard.
Y los éxitos no se hicieron esperar. El más importante de todos, de hecho, llegó a la primera. Pese a protagonizar una irregular ‘Premier League’, en la que finalizó en quinta posición, el conjunto ‘red’ mostró una cara completamente opuesta en la Liga de Campeones.
Después de clasificarse, eso sí, de manera agónica para octavos de final, gracias a un tanto de Gerrard contra el Olympiakos en la última jornada de la fase de grupos, el Liverpool consiguió dejar por el camino al Bayer Leverkusen, al Juventus y al Chelsea, el campeón de aquel año en Inglaterra, al que sepultó con un polémico tanto de Luis García, que nunca quedó claro si William Gallas sacó desde dentro o fuera de la portería.
En la final de Estambul esperaba el todopoderoso Milan de Carlo Ancelotti, vigente campeón de Italia y de la Liga de Campeones de dos años atrás, que aunaba a figuras como Andrea Pirlo, Clarence Seedorf, Kaká, Andriy Shevchenko o el sempiterno capitán Paolo Maldini. Lo que sucedió en la capital turca es historia del fútbol.
Un duelo que parecía completamente resuelto al descanso, con 3-0 a favor de los ‘rossoneri’, se convirtió en uno de los más increíbles que han habido en la competición. Tres tantos en siete minutos, el último de ellos del propio Xabi Alonso, enviaron el encuentro primero a la prórroga y, después, a los penaltis, donde las intervenciones del portero polaco de los ‘reds’ Jerzy Dudek resultaron providenciales para que el máximo entorchado del fútbol del Viejo Continente retornara a Liverpool 21 años después.
Al curso siguiente, los de Benítez conquistaron la Copa de Inglaterra, a medida que el peso del tolosarra en el equipo continuaba incrementándose.
La vinculación entre ambas partes llegó a tal punto que, en junio de 2007, justo después de perder contra el Milán en Atenas la revancha del ‘Milagro de Estambul’, Alonso firmó con el Liverpool una renovación de contrato por cinco años más. Sin embargo, a partir de ahí comenzaron sus desavenencias con el hombre que le había llevado a la ciudad de Merseyside.
Las incorporaciones solicitadas por el técnico madrileño de Javier Mascherano y Lucas Leiva, unido al deseo, finalmente no consumado, de fichar a Gareth Barry, comenzaron a deteriorar la relación entre ambos, junto a algunas disputas de vestuario que pasarían factura.
“Xabi era un jugador muy bueno y una persona muy inteligente. Pero el motivo por el que nos decantamos por Gareth Barry es porque podía jugar en tres posiciones diferentes y necesitábamos vender. Además, Xabi estaba hablando con un club y tenía un acuerdo. Conozco las cifras”, informó Benítez este pasado verano en una entrevista.
Al término de la campaña 2008-09, en la que el Liverpool finalizó en segunda posición en la ‘Premier League’ y llegó a cuartos de final de la máxima competición continental, las diferencias entre ambos se tornaron en irreconciliables y, seducido por el segundo proyecto de Florentino Pérez al frente del Real Madrid, Xabi Alonso solicitó el ‘transfer request’, una petición de carácter no vinculante que tienen la potestad de invocar los jugadores de la liga inglesa cuando desean abandonar el club en el que militan.
Finalmente, blancos y ‘reds’ formalizaron el traspaso por unos 30 millones de euros y el tolosarra emprendió el regreso de vuelta a España para alistarse en un equipo en el que también hizo historia.
Ahora, 20 años después de llegar a Liverpool y 15 después de marcharse, Xabi Alonso retorna a Anfield desde el banquillo de un equipo que, por primera vez en su historia, ha conquistado Alemania, y con el que planea triunfar en la que un día también fue su casa.